Otra atractiva estancia cerca de Carmen de Patagones y Viedma. La Nueva Florida

Esta es una hermosa historia entre alfalfares, caballos y una Virgencita. Lo que les voy a contar transcurre en la zona rural muy cercana a Médanos, un pueblo al que me unen no solo lazos familiares, ya que mis abuelos maternos, mis abuelos paternos y mis padres pasaron gran parte de su vida allí, sino que me unen las historias como esta que se entremezclan con otras que me contaron desde chica.

No puedo dejar de sorprenderme en cada paso que hago indagando e investigando sobre alguna historia a través de los relatos de quienes aún se animan, orgullosos, a contar lo vivido por ellos mismos o por aquellas anécdotas o historias vivenciadas por sus antepasados.

La Nueva Florida es una hermosa estancia ubicada a poco menos de un kilómetro de la ciudad de Médanos, cabecera del Partido de Villarino.

El Sur bonaerense no sólo se caracteriza por sus pampas extensas salpicadas por pequeños oasis rurales y pequeños pueblos, sino porque todavía se palpitan sus historias y su patrimonio. Historias que aún son narradas en primera persona y escucharlas me hace sentir un enorme orgullo, porque el hecho de ser parte de ésta época contemporánea nos deja ver que está marcada por una generación que se niega a borrar el pasado, todo lo contrario, mi objetivo y el de muchos de los que me leen, es revalorizar estas historias mínimas pero que tienen como protagonistas a grandes personas que dejaron más que huellas.

La Estancia La Nueva Florida se fundó en 1890, hoy sus descendientes son la familia Guglielmetti. En este caso me puse en contacto con Juan Pedro, bisnieto del fundador del establecimiento, quien muy gentilmente me brindó todos los detalles más característicos y emblemáticos que tiene este lugar que parece de ensueño.

La Nueva Florida fue fundada en 1890 por Don Rufino Rojas, quien llegó a esta zona de Médanos procedente de la localidad de Cabildo. Rufino nació el 24 de agosto de 1858 en Chascomús, y fue uno de los protagonistas de la historia bahiense, ya que asumió tres veces como intendente municipal. Se radicó en Bahía Blanca en 1880, a sus 22 años de edad. Dedicado a las tareas rurales, pronto se involucró en la política y, junto con Roberto J. Payró y Fermín Muñoz, creó la Unión Cívica. Era amigo de Hipólito Yrigoyen, siguió al caudillo cuando el partido se dividió, creando la rama radical.

En 1897 asumió por primera vez como intendente. Repitió ese halago en 1903, luego de ganar las elecciones con la lista Comité Popular. En la distribución de cargos, los concejales decidieron su designación. “Su elección es toda una bandera, un homenaje a las honradez”, se escribió entonces.

Durante ese período, Rojas decidió construir una nueva sede comunal, el actual palacio Municipal de Alsina 65. Llamó a concurso nacional de proyectos y se colocó la piedra fundamental el último día de su mandato, el 31 de diciembre de 1904. También convirtió al “potrero” que era la Plaza Rivadavia en un paseo de categoría, para lo cual contrató al paisajista francés August Flamant para que se encargara de darle el diseño adecuado. El 9 de Abril de 1928 el Diario El Atlántico le dedicó una página entera destacando su gloriosa labor en el progreso de la ciudad.

Asumió por tercera vez como intendente de Bahía Blanca en 1913, correspondiéndole inaugurar, por aquellos años, el Teatro Municipal. Completó su accionar siendo senador provincial, luego de lo cual se retiró de la política. Fue padre de 8 hijos, 5 mujeres y 3 varones, falleció el 25 de junio de 1930, a los 71 años de edad.

La tierra que ocupa gran parte de La Estancia en Médanos tenía, en su momento, la particularidad de contener buena humedad gracias a que las napas subterráneas de agua dulce se ubicaban muy cerca de la superficie, esto permitió que el campo sea muy apto para la siembra de alfalfa, tanto para la venta de semilla como para la alimentación de animales. La excelente calidad de la producción de éste cultivo fue destacado con medalla de oro y diploma como Primer Premio de parte de la Sociedad Rural Argentina entre 1919 y 1920, es decir hace poco más de 100 años.

Para 1920, La Estancia también llegó a producir otros cultivos importantes como frutales y viñedos de los cuales elaboraban vino que luego comercializaban. Aún constan las páginas de un libro contable con el detalle de las ventas.

Años más tarde también se criaron caballos de raza para la remonta del Ejército Argentino, llegaron a tener entre 350 y 400 yeguas pura sangre ya que la Institución en esos años se desempeñaba en su mayor parte con éstos animales.

Entre 1940 y 1945 la Estancia llegó a tener 40 empleados ya que toda la producción del campo se hacía a mano, tanto la siembra como la cosecha y demás actividades. Muchos de ellos vivían en la Estancia, aún se conservan la matera y el galpón de esa época.

En octubre de 1950 la Sociedad Rural de Bahía Blanca en su 66° Exposición de Ganadería le otorgó al Establecimiento “La Florida” el Primer y Segundo Premio al mejor Padrillo de raza Anglo Argentino.

La casona mantiene su sencilla y fina arquitectura a pesar de que han pasado más de un siglo desde su construcción. Le consulté al Arquitecto Gerardo Bares acerca de sus detalles y reconoce que fue diseñada en su conjunto al igual que el hermoso parque que la rodea, cubierto de palmeras y arbustos decorativos, generando un paisajismo pensado para la época.

La casona es de un estilo colonial tardío con toques racionalistas, ya que sólo tiene cornisas lisas sin agregado de adornos. Lo más característico de La Casona es su patio central que encierra su forma de “U”, el mismo aún conserva su baldosado de época y sus curiosos canteros que le otorgan un aire de romanticismo, ya que mantiene simetría y está pensado en un eje. La galería de ingreso en el frente de la casa continúa en el patio interno donde la distribución se estructura asemejándose a las antiguas casas “chorizo” que da como a un claustro abierto. En total, la casa tiene 12 habitaciones, dos baños, un amplio salón tipo living, un comedor y una gran cocina como era típico de esos años en los que se preparaba comida para varias personas, seguramente a la familia y empleados de la estancia.

Cuando llegaba la hora de la comida el cocinero a cargo daba el aviso tocando la campana que aún se conserva en el jardín de la casa.

Juan me contó que luego del fallecimiento de Don Rufino la Estancia pasó a manos de su abuela, una las hijas de Rufino, que se llamaba Artemia Rojas que se había casado con Juan Pedro Guglielmetti, de ahí desciende el apellido de los herederos actuales. Juan Pedro era contador público, quien además de estar atento a las actividades rurales se desempeñaba como profesor en la Escuela de Comercio de Bahía Blanca, alternando sus días entre Médanos y dicha ciudad.

Juan Pedro y Artemia siguieron a cargo del establecimiento, luego su hijo también llamado Juan Pedro, siguió con las actividades rurales y a su vez con otro establecimiento familiar que tuvieron en Hilario Ascasubi, junto a su compañera y esposa María Amrein, con quién siguieron paso a paso trabajando incansablemente en las actividades del campo.

Juan Pedro falleció hace poco tiempo dejando en la actualidad como herederos a su esposa y a sus hijos, Juan Pedro Guglielmetti, (también reconocido boxeador) y a su hermana María Artemia Guglielmetti.

Otro de los detalles que más me llamaron la atención de la dstancia es que en su ingreso existe una capilla en cuyo interior se exhibe a una hermosa Virgen, que según el Padre Pedro de Fortín Mercedes se asemeja bastante a la Virgen Nuestra Señora del Carmen. Esta virgen fue traída a la estancia en 1890 por Don Rufino y su familia.

 La Virgen se convirtió en un emblema de la zona a través de los años, ya que muchos fieles dejaban ofrendas y hasta se celebraron misas en el lugar. Lamentablemente, casi a finales de la década de 1980, la Virgen sufrió el robo de muchas de esas ofrendas entre ellas la placa antigua que llevaba su nombre. Hace unos meses fue puesta en valor por la familia, por lo cual se construyó una Pequeña Capilla para su resguardo, ya que aún muchos fieles la siguen visitando en la actualidad.

Esta hermosa historia me generó mucha admiración por aquellas familias pioneras que llegaron a nuestra zona y lograron forjar un gran futuro sabiendo que la Fe los iba a acompañar en cada paso. Seguramente no habrá sido fácil porque habrán tenido que sortear muchos obstáculos y momentos difíciles, pero nada impidió que hoy podamos de alguna manera homenajear a estos visionarios que dejaron más que huellas en nuestro presente.

Agradecimientos:

Quiero agradecer a Juan Guglielmetti quién muy gentilmente me brindó toda la información y fotografías familiares.

Al Arquitecto Gerardo Bares por su mirada y apreciación en cuanto a la Casona.

A Pedro Stefanazzi por el contacto y parte de las fotografías.

Texto: Noelia Sensini, Hilario Ascasubi, provincia de Buenos Aires (en Facebook)

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