Pescador artesanal. “Salir a pescar soñando con redes repletas de peces”

Hay verdaderos personajes que se destacan por las labores que cumplen. La pesca artesanal tiene una rica historia en San Antonio Oeste. Son hombres y mujeres dedicados a explotar el principal recurso del golfo. Sus pintorescas barcazas son postales características de llamativos colores. A algunas de ellas se las puede apreciar abandonadas en algún baldío como queriendo contar una historia y con ganas de volver a soltar amarras.

El siempre recordado poeta Héctor Julio Meís dejó para siempre en sus poemas a muchas de ellas, cada una con su magia, sus historias, sus aventuras en el mar. Dejó una imagen donde todavía gracias a sus versos perdura en la memoria de los viejos pobladores la “Borlasca”.

También el artista plástico, que fuera mi amigo, el Bocho Izco, plasmó con el talento de sus manos los barcos que hicieron historia en San Antonio y aquellas viejas barcazas que se hacían a la mar en busca de peces, cuya captura era el sostén económico de muchas familias de San Antonio. Al decir del poeta español Rafael Alberti, eran hombres de mar y ya retirados de la actividad, a su poético decir, “marineros en tierra”.

Hoy, los pescadores artesanales continúan con su esforzada labor cotidiana de salir a pescar soñando con redes repletas de peces.

Muchos de ellos comercializan sus propios productos y no es raro verlos ofreciendo su tesoro casa por casa.

Quién más, quién menos, guarda siempre en su memoria sucedidos e historias de naufragios, algunos sin consecuencias y otros con irreparables pérdidas de vidas humanas. Es que saben que al mar no hay temerle sino respetarlo y que si bien es generoso también cuando está de mal humor suele cobrarse con creces su generosidad comenzando con sus familias que esperan siempre el regreso con ansiedad, las sufridas fileteras que escribieron una historia grande en San Antonio Oeste, glosadas en un poema por José Oringo.

Hoy, la pesca artesanal necesita leyes protectoras que beneficien la actividad, promociones impositivas, capacitaciones permanentes, inversión en mantenimiento de las barcas y muy en especial ser reconocidos por mantener, valga la redundancia, “contra bien y marea” la actividad ante las crisis económicas recurrentes que soporta nuestro país y más aún ser resarcidos por estos tiempos de pandemia.

Es bueno recorrer el puerto de gomas, tomar unas fotos de las barcas, llenarse de magia ante unas redes: Como dijo el escritor y amigo Héctor Izco en el título de su enjundioso libro de la historia local debe ser siempre: San Antonio y el mar. Porque están todos los vecinos ligados al recurso y el mar le ha dado a San Antonio Oeste “origen y destino”.

El artista plástico de Las Grutas, el entrañable amigo Víctor Menjoulou, supo rendir un homenaje a los pescadores: en San Antonio, en la Plazoleta del Pescador,  ha quedado una de sus tallas. Sería bueno volver a ponerla en valor para que sea un reconocimiento permanente a todos los pescadores.

 

Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta

 

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