San Blas: Piratas, tesoros, nazis, millonarios, pero también un talentoso periodista inglés

 

En cualquier conversación habitual sobre Bahía San Blas, centro turístico bonaerense ubicado en el partido de Patagones, cerca de Carmen de Patagones y Viedma, el interesado  tiene la posibilidad de recibir informes de lugareños y datos donde a veces se confunde la realidad con la imaginación o la fantasía.

El racconto retrospectivo podrá estar alentado por lo que sucedió allí,  en el transcurso del siglo XIX en adelante, desde las andanzas de aventureros o piratas y de enterramientos de tesoros fabulosos, el refugios de naves corsarias al servicio del gobierno argentino en la guerra contra Brasil en 1827 o la presencia de submarinos alemanes en la segunda guerra mundial para reabastecimiento de combustible y alimentos.

No faltará tampoco la descripción del llamativo lujo y esplendor de las todavía recodadas fiestas que la familia Wassermann -propietaria de la estancia por aquellas años- donde los invitados, personajes conspicuos  de la farándula y de la noche de Buenos Aires llegaban  en sus aviones privados, protagonistas de ese tipo de aventuras que reflejaban revistas frívolas de la capital federal.

El primer diario Inglés en el país

Pero lo que para muchos resultó un capítulo desconocido  en esa geografía fue la presencia de los hermanos Edward y Michael Mulhall, ciudadanos británicos que también con anterioridad habían adquirido esos mismos campos al que  dedicaron muchos años de sus vidas, volcando todas sus preferencias afectivas por la de Bahía de San Blas, escenario al que convirtieron  en “su lugar en el mundo”.

Después de haberse dedicado a la cría de ovejas en distintos regiones de la pampa húmeda, se radicaron definitivamente en Buenos Ares.

Allí, Eduardo, que había estudiado derecho y trabajado como abogado en los Estados Unidos, asumió la dirección de The Standard que apareció el primero de mayo de 1861.

Era entonces una sola hoja escrita en inglés después pasó a semanario y rápidamente se consolidó como medio de la  colectividad de productores del campo, escoceses e irlandeses tan numerosos como prósperos”.

Fue el primer medio escrito en inglés en Sudamérica y en utilizar máquinas de linotipia, toda una revolución en la industria gráfica.

The Standard cubrió todo un intenso período histórico de la Argentina y después de 97 años, los descendientes de los fundadores decidieron finalizar sus ediciones a mediados de 1959

Resultó  un órgano de prensa influyente no sólo entre los connacionales de sus propietarios, sino en otras minorías extranjeras y en el propio gobierno argentino.

Mulhall fue uno de los fundadores del Círculo la Prensa y por pedido del presidente Bartolomé Mitre efectuó la traducción oficial del Código Agrario. El director de The Standard falleció el 14 de 1899.

En el editorial de La Nación se podía leer que “The Standard había adquirido real trascendencia por sus artículos de fondo y por el respetuoso tratamiento de los temas más candentes. La muerte del periodista Mulhall ha significado una gran pérdida para el periodismo argentino, para la comunidad británica y para el país en general que le debe tanto buenos servicios”.

La memoria de Alicia de Noailles

Una de las fuentes familiares que permitieron conocer de cerca a Eduardo Mulhall fue el libro escrito por la nieta, Alicia de Noailles,  titulado “Un nexo con la Gran Bretaña-Siglo XIX”, cuyo prólogo correspondió a Jorge Luis Borges

Dice el gran escritor argentino en ese introito que: “La obra en realidad es un largo sueño del nostálgico amor que suelen encender los mayores en la imaginación de los hijos más allá del polvo y el mármol”.

“Mulhall que era un hombre de acción habrá vivido en el presente, en un orbe de riesgos, de problemas, de bruscas decisiones, el tiempo de este libro en el moroso tiempo de la memoria y de la lúdica fantasía”.

“Los hechos cuando ocurren son momentáneos, harto más firme y duradero es lo que sigue”, reza finalmente el prólogo.

La generación de 1880

Alicia de Noailles presenta a su abuelo como un hombre identificado con la “Generación de 1880”, dirigentes y arquitectos del modelo agro-exportador que subordinó la economía argentina a los intereses comerciales del imperio británico.

Relata que en la quinta de los Mulhall, ubicada en el barrio de Caballito, un ejemplo de las vinculaciones del dueño de casa con el poder político de la época, era a menudo su carácter de anfitrión de amigos y figuras de renombre.

Entre ellos el presidente Julio A.Roca, Mitre, Vélez Sarsfield, Avellaneda, Manuel Quintana, y Victorino de la Plaza, para jugar al ajedrez o charlar de política nacional e internacional.

El amor de Mulhall por San Blas

El libro de Alicia de Noailles subraya con especial énfasis el cariño de Eduardo Mulhall por la bahía ubicada en el Partido bonaerense de Patagones. Evoca un día de enero de 1876 cuando la familia gozaba de sus vacaciones en el casco de la estancia y dice: “A la mañana Eduardo fijaba su vista sobre la bahía de San Blas, grandiosa, nítida y azul. Sobre el océano solitario, de vigoroso oleaje, planeaban las gaviotas, libres y serenas, pero como algo desafiante. Balanceaba su mirada sobre aquel mar que le aportaba infaliblemente el sosiego y el descanso de su actividad en The Standard”.

“El misterio de las horas se ocupaba entre lagunas  y juncos con baitúes y avestruces, pero la mañana y la noche le pertenecían.” Y también apunta Alicia que “Eduardo en sus cartas a sus amigos y colegas hablaba de días de ensueño, estimulantes cabalgatas en Wiskey”, su caballo favorito.

También deja constancia de que en 1898 después de un viaje a Europa y como ocurría cada vez con mayor secuencia fue delegando la tarea en The Standard a sus hijos y sintió el llamado de San Blas. Puntualiza que el ya anciano periodista “permanecía largas horas en la silla de mimbre bajo la galería frente al mar. Pleno fue su acatamiento y aceptación absoluta a la voluntad del Creador”.

“Desde aquellos momentos todo signo confirmaba la despedida. Las gaviotas  a su alrededor de su serena figura planeaban entre el pedregullo de la playa y las olorosas algas”. Conociendo el presidente Roca el grave estado de salud de su amigo, ordenó el transporte con toda su familia a Bahía San Blas en un buque de Guerra.

Al poco tiempo Eduardo Mulhall retornó a Buenos Aires para fallecer en  su quinta Lambelé.

 

Texto: Periodista Omar Nelson Livigni, director de la Agencia de Noticias APP, de Viedma

 

 Título original de la nota: La pasión por San Blas del fundador del “The Standard” en el siglo XIX

 

 

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