Bajo del Gualicho: “Tierra maldita, alojo del diablo, propensa a la leyenda”

 

 Bajo del Gualicho, espacio terrestre patagónico que, por variadas causas geográficas, geomorfológicas, culturales, históricas y religiosas, fue adquiriendo en el imaginario colectivo regional un halo de sitio maldito compuesto por dos significantes de peso: Bajo (72 metros bajo el nivel del mar) y Gualicho.

A través del trabajo en terreno en este Bajo, en su contiguo el Bajo Santa Rosa y en localidades cercanas, así como en la elaboración de gabinete (antes y después de las visitas) nos encontramos con dos o tres actitudes de la gente en relación con la percepción sensorial, emocional y conceptual que les produce el Bajo del Gualicho.

Una, la actitud originada en el ámbito literario regional. Comprende una gama descriptiva e interpretativa que, recogiendo la oralidad latente y manifiesta, la reproduce y escribe desde la prosa poética o la poesía de rezago folklórico (popular) la novela y el cuento. En esta actitud, el Gualicho es tierra maldita, privilegiado alojo del diablo, propensa a ser exaltada recargando la tinta que alimenta la leyenda. Y así, se leerán textos de sencillo y esforzado relato hasta aquellos con exceso de una adjetivación por momentos grandilocuente. Aparece también en piezas teatrales inspiradas en el sitio y sus aconteceres.

Otra actitud que percibimos en la estadía en esos pagos es la que tienen algunos pobladores que no viven allí, pero sí en la región que abarca el Gualicho. Actitud que conlleva un sobrecogimiento reverencial y temeroso por ese lugar desconocido. No frecuentado, incluso evitado, a pesar de su cercanía.

Finalmente, otra actitud, presente en casi todos los habitantes entrevistados que viven allí con naturalidad, a sabiendas del mote denso que tienen el connotado sitio. Y transcurren sus días, con sus trabajos, sus creencias, tribulaciones, alegrías y sufrimientos que no son otros que los de cualquier poblador del campo patagónico. Esos habitantes en sus relatos tienden a desmitificar la leyenda del temido prestigio.

Lo veremos pocos a poco, construyendo un nuevo texto con temas ya vistos en los otros estudios y otros novedosos, específicos del lugar. A todos les acercaremos una primera interpretación. Se irá observando cómo las vivencias del Gualicho y del diablo se tornan sinónimos en algunos relatos y, otras veces, tienen límites difusos. La Salamanca tiende a ser con preferencia el habitáculo donde se pactará con el poderoso espíritu del mal.

Con respecto al tema del diablo, lo leeremos en las transcripciones, casi siempre, como sinónimo de Gualicho; se presentará cono topónimo en La Puerta del Diablo y en este abra del Bajo del Gualicho o muy cerca de ella, aparecerá en los relatos el movedizo sitio de la Salamanca. Para ajustar su definición acudimos a la Enciclopedia Espasa Calpe (1958) que dice: Chile, cueva natural que hay en algunos cerros/Arg: Salamandra de cabeza chata que se encuentra en las cuevas y que los indios consideran como espíritu del mal. Brujería, ciencia diabólica (…) La cueva de Salamanca: Ha creído el vulgo durante mucho tiempo y aún sigue creyéndolo que los árabes esparcieron el uso de la magia por la Península, empleando para su enseñanza terribles cuevas o subterráneos y entre ellas tenía especial nombradía la de Salamanca”.

Y entre dos escritores célebres que escribieron sobre ella, esta Enciclopedia cita a Cervantes y a Bocaccio. La Salamanca es ubicua en nuestro país, sobre todo en el Norte argentino. En los relatos salamanqueros aparecen rasgos que ha inmortalizado la tradición folclórica y que pertenecen a la literatura universal; el individuo que pacta con el diablo y arriesga su alma por la sed de saber y de poder. Lo encontraremos en Goethe que hizo del Fausto una figura representativa de la cultura universal y en la poesía gauchesca su parodia: Fausto, Estanislao del Campo.

La Salamanca apareció espontáneamente en el estudio sobre el Somuncurá en un relato de don F.A. levantando por los campos de Tromen Niyeu en 1997; del mismo se extrajo el título Galopiando a Cona Niyeu, vide la Salamanca.

En el estudio sobre El Cuy incorporamos el tema orientados por aquella experiencia y guiados por informaciones orales previas a las entrevistas. La similitud narrativa en el ámbito gualichense es notable y así la describíamos como “…esa especie de centro, espacio, asiento atemporal y nocturno de fuerzas malignas denominadas con diversos vocablos: diablo, demonio, gaulicho. En la salamanca los acontecimientos se dan en cuevas, sierras, sitios que se iluminan de noche y desaparecen de día, un espacio distinto del real y cotidiano”. Y citamos Grutas de los Espíritus (Salamanca de Curá Malal) Pigüé, Buenos Aires.

Del libro “Bajo del Gualicho: una planicie patagónica bajo el nivel del mar. Realidad y leyenda”, capítulo “Narrativa oral en el Bajo del Gualicho. Su registro estricto y un acercamiento a su interpretación”. Por Ricardo Freddy Masera. Entrevistas y desgrabación: Viviana Wainmaier y Alejandra Quiñigual. Colaboradores: Guillermo Rodríguez y Juana Lew.

 

Reedición

Primera publicación: 16 de octubre de 2017 en masrionegro 

 

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