Los refranes y los políticos. Por Jorge Castañeda, escritor de Valcheta

Vi en una carnicería un cartel que me divirtió mucho (lo cual es infrecuente en estos días) que decía: “Asado $290 el kilo, más tierno que político en campaña”.

Otros osados dicen que los políticos en campaña son más saludadores que empleados de Vialidad.

Harry S. Truman decía que “cuando era joven había decidido ser pianista en un burdel o político profesional. A decir verdad no hay mucha diferencia”.

El mito de Gardel se encarna en cada político que gana una elección porque “en política el vencedor es quien tiene razón”.

André Suárez expresó que “en política la sensatez consiste en no responder a las preguntas. La habilidad, en no dejar que las hagan”.

El genial Aldous Huxley dijo que “cuanto más siniestros son los designios de un político, más estentórea se hace la nobleza de su lenguaje”. Y Benjamín Disreaelí lucidamente escribió que “el mundo está harto de estadistas a quienes la democracia ha degradado convirtiéndolos en políticos”.

Alberto Guinon aseveró que “cuando no se elige al más animal de todos, parece que no es realmente democracia”. Es que “un ejército de ciervos dirigido por un león es mucho más temible que un ejército de leones mandado por un ciervo”. Y la frase es de Plutarco.

Supo Perón hacer suya la siguiente frase de Manuel Fraga Iribarne: “En política todas las victorias son efímeras, y todas las derrotas provisionales”.

Y para los muy habladores recordar la frase de Abraham Lincoln. “Hay momentos en la vida de todo político en que lo mejor que puede hacerse es no despegar los labios”. ¡Casi una misión imposible!!

Y según Mollet “la coalición es el arte de llevar el zapato derecho en el pie izquierdo sin que salgan callos”. Y en ese tono dijo Castelar que “las coaliciones son siempre muy pujantes para derribar, pero son siempre impotentes para crear”.

Según Churchill “la democracia es la necesidad de doblegarse de vez en cuando a las opiniones de los demás”. Ojala que nuestros políticos aprendan.

Galsworthy estableció que “sólo hay una regla para todos los políticos del mundo: no digas en el poder lo que decías en la oposición”. Nos recuerda mucho a nuestro matemático Baglini y su famoso teorema.

Hay muchos más, pero para muestra basta un botón.

Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta

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