Misterio en montaña de Bariloche ¿Quién quemó el refugio Jakob. Un grito de “guerra” detrás del fuego?

 

 Chile pide la cabeza del activista mapuche barilochense Facundo Jones Huala, a quien le apuntan por el ataque en la montaña. La historia de la cabaña perdida.   

El médico alemán Christophe Jakob llegó al país en 1899 para dar clases de neurobiología en la Universidad de La Plata. Entre sus alumnos estuvieron Braulio Moyano y José Borda. Pero no pasó a la historia por enseñarle a dos próceres de nuestra medicina, sino por sus exploraciones de la Patagonia Norte. Tenía una pulsión indomable por ser el primero en caminar regiones sin mapas. Exploró los alrededores del Monte Tronador, acompañado por un guía llamado Cretón, que hoy pervive en una laguna del mismo nombre.

En un peñasco de granito, Jakob se sentaba a contemplar los cóndores y el Brazo Tristeza del Nahuel Huapi. Ese balcón natural, al que se accede tras seis horas de caminata, figura hoy en los mapas de Bariloche como “La mirada del doctor”. Pero el apellido del aventurero pasó a la posteridad por dar nombre a una cabaña de piedra y madera levantada al pie de la laguna San Martín en 1952: el Refugio Jakob, ahora un paraíso reducido a escombros tras un incendio que tiene la forma de un atentado político.

La noticia causó una doble conmoción. Hace una semana se supo que un fuego intencional había devorado a esa cabaña que recibe más de dos mil amantes de la naturaleza por verano. Un día después, montañistas del Club Andino Bariloche confirmaron que entre las ruinas se habían hallado proclamas de lucha indígena. El panfleto, que ilustra esta nota, dice: “No habrá agresión sin respuesta. Libertad al P.P.M Ruperto Jaramillo. Pedimos inmediata liberación del lonko Facundo Jones Huala. Vengaremos a Inakayal. Resistencia ancestral”.

Como reveló Clarín en marzo, Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) es un grupo radicalizado de activistas indígenas que exige a los estados argentino y chileno la restitución de tierras que les fueron quitadas, según señalan, después de la Campaña del Desierto.

Cansados de la discusión desigual en la Justicia del Huinca (el blanco), entienden que el camino para conseguir la fundación de una Nación Mapuche es la acción directa. Esto incluye ocupaciones violentas, toma de tierras, incendios y todo tipo de ataques. El grupo Benetton se ha cansado de denunciarlos en Chubut por ataques a sus estancias. Los señala como responsables de bloqueos de vías, incendios de campos, robo de ganado y atentados contra sus puesteros. Ellos, sin embargo, denuncian que a menudo son víctimas de represión policial.

Uno de los máximos referentes del RAM es Facundo Jones Huala, de 31 años, preso en la cárcel de Esquel, a la espera de un fallo que defina si sale libre o se reinicia un proceso para extraditarlo a Chile. Jones Huala ya fue sometido a un juicio de extradición y el juez de Esquel, Guillermo Otranto, le dictó la falta de mérito por nulidades en el operativo de detención.

Los abogados del mapuche (los mismos que defienden a Milagro Sala) afirman, por lo tanto, que lo están juzgando de nuevo, en un hecho anticonstitucional que la Corte Suprema de Justicia, a donde llego el caso, debe dirimir. Chile quiere a Huala para juzgarlo por terrorismo. En el Sur, en cambio, lo espera su comunidad y su madre. No en un lugar cualquiera, sino en una ocupación de tierras que le hicieron alEjército Argentino a principios de junio en Colonia Suiza, una localidad mágica de la Argentina. Muy cerca de ese predio, está el sendero boscoso de 18 kilómetros que conduce, primero bordeando un arroyo cristalino y más adelante trepando un sistema agotador de tirabuzones naturales, hasta las puertas del refugio Jakob. Hoy, ceniza y nieve.

Huala volvió a caer preso porque aún estaban activas las alertas de Interpol. Fue en un cruce de caminos, en el límite entre Chubut y Río Negro. Una tarde fría, en el paraje El Foyel, la Gendarmería detuvo a la camioneta en la que el lonko (cacique) mapuche volvía de Neuquén con familiares, y le puso las esposas. Sus parientes se movilizaron a los tribunales de Bariloche. Hubo tensión con las fuerzas de seguridad.

En medio de esa situación, Mauricio Macri y Michelle Bachelet tuvieron un encuentro bilateral en Chile. Durante esa cumbre, Chile pidió a Jones Huala y metió el tema en la agenda política. Está claro que el Gobierno estaría dispuesto a extraditarlo. Una fuente del entorno presidencial afirma que los incomoda en el vínculo diplomático con Chile. Pero es la Justicia la que debe definir el caso. “La Corte tiene que declarar si estuvo bien o no el sobreseimiento.Si lo declara nulo, otra vez se inicia el proceso de extradición”, afirma un técnico jurídico que sigue el caso. No se sabe cuándo puede llegar ese fallo del máximo TribuNal. Y según fuentes judiciales, Huala debería ser liberado al cumplirse 30 días de detención.

La semana pasada, en la puerta del Club Andino Bariloche, cientos de vecinos manifestaron su apoyo al concesionario del Refugio Jakob, Claudio Fidani.

En un acto emotivo, se prometió que el 1 de enero próximo habría nuevamente una estructura para que los caminantes puedan volver a beber allí un té caliente. Será un nuevo capítulo en la historia de un sitio que es leyenda entre los amantes del Sur y la comunidad barilochense; un enclave de montañeros y hippies, adoradores de la intemperie.

Entre la gente, durante el homenaje al doctor Jakob, se recordaba un atentado similar: la quema del Refugio Neumeyer, en 2014, que abiertamente se adjudicaron los RAM. “Al refugio lo quemó la falta de respuesta del Estado, que nos enfrenta a todos y no termina de cerrar la gran herida que fue el genocidio mapuche”, dijo Claudio Fidani, el refugiero. Días después, agregó en declaraciones radiales: “Estoy seguro de que fueron ellos, sobre todo si Huala lo avala”.

Se refería a lo que dijo días atrás desde prisión el mismo Jones Huala, un cuadro político que dedica el tiempo detenido a perfeccionar el marco teórico de su reclamo: “No sé si fueron los peñi (hemanos), pero si fueron ellos los que quemaron el refugio tienen todo mi apoyo”. Más allá de las responsabilidades, hay una guerra declarada que inquieta a dos países.

 

Gonzalo Sánchez -Clarín

 

Foto Comisión de Rescate del Club Andino de Bariloche

 

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