El San Cayetano se hundió en 1969 a 10 kilómetros mar adentro, cuando extraía vieiras. El buzo marisquero y fotógrafo submarino extrajo los artefactos para cuidar el medio ambiente. Historia de una tragedia.
El 5 de mayo de 1969 el barco pesquero San Cayetano se hundió frente al balnerio Las Grutas, provocando la muerte de sus cinco tripulantes: Valentín Galdo (patrón), Nazario Abdón Ferreyra, Andrés Balunczysky, Oscar Navarrete y Pedro Calderón.
El naufragio de la embarcación, cuyo casco era de madera, causó una enorme conmoción en la región, y quedó en la historia como “la tragedia del San Cayetano”.
Los restos de la nave permanecieron en un punto desconocido bajo el mar, hasta que en 2002 integrantes de Cota Cero, la empresa de buceo recreativo, los encontraron y recuperaron algunas piezas que fueron entregadas a la familia Galdo, propietaria del buque, que se dedicaba a recoger vieiras, el marisco estrella de aquel tiempo.
Hace pocas semanas Gerardo Tata Aguayo, buzo marisquero y reconocido fotógrafo submarino, lo volvió a rastrear y tras hallarlo logró retirar dos pesadas baterías que alimentaba el sistema eléctrico de la embarcación.
“Durante muchos años lo tuve presente y por medio de una carta náutica lo pude ubicar. Me dolía que aún estuvieran las baterías ahí. Tienen plomo, y eso produce contaminación”, resaltó el experto de la tarea bajo el agua.
El trabajo no fue nada sencillo, porque ambos artefactos estaban semienterrados y cubiertos con algas y pequeños crustáceos, lo que hacía que se incrementara el de por si considerable peso propio.
A eso hay que sumarle que los restos se encuentran a 21 metros de profundidad y a 10 kilómetros de la costa grutense.
Aguayo relató que primero despejó los cuerpos adheridos, en el mismo lecho marino, unas descargas de agua con la técnica “hidrojet”, que se utiliza para extraer almejas navajas que encuentran bajo la arena.
Luego las enlazó con cadenas y las ató a un cabo (cuerda) que tiene en su extremo un balde de 20 litros puesto al revés para que mantenga aire y aligere el peso, y el marinero que lo asistió desde la lancha las levantó con un aparejo. Es el mismo procedimiento que emplean cuando suben las bolsas repletas de mariscos.
“Están intactas, eso que pasaron 55 años”, resaltó.
Afortunadamente, toda la operación quedó registrada en una serie de videos que tomó el mismo Aguayo, puesto que se convirtió en un especialista en la captura de imágenes submarinas, con trabajos que han trascendido a nivel nacional con impacto en el mundo científico, ya que logró filmaciones inéditas de especies, como el pez raneya.
Qué hacer con las baterías
Cumplida la misión que calma su preocupación por el medio ambiente, Aguayo piensa entregar las baterías a recicladores.
“Para mí ya está, saqué esos residuos peligrosos del mar, que era lo que me preocupaba”, sostuvo.
Esperará unos días para ver si alguien las quiere por su valor emotivo, caso contrario buscará que las reutilicen para evitar cualquier tipo de contaminación, dado sus componentes internos.
Hay otras piezas que fueron recuperadas del San Cayetano por los buzos de Cota Cero.
Una roldana se puede observar en Pizza Marea, el tradicional comercio de San Antonio Oeste perteneciente a José Luis “Lobo” Galdo, sobrino de Valentín, el patrón que falleció en el hundimiento.
Buzo científico
Hace unos cinco meses que Aguayo no se sumerge en el mar en busca de moluscos, que es a lo que se dedica desde que era jovencito. El manejo empresarial, por parte de los compradores, ha hecho caer los precios, por lo que no es redituable el trabajo.
“Los gastos para meter la lancha al agua son elevados y lamentablemente lo que están pagando no alcanza para cubrir los costos. Nunca vi esto en todos los años que llevo de marisquero”, resaltó.
El escenario complica la economía familiar del popular Tata, que apeló a su profesión de buzo para desempeñarse en el mundo científico. Se sumerge para extraer muestras de distintas especies para su estudio.
Últimamente colabora con una Bióloga Marina que estudia la propagación del alga undaria y también con Diego Luzzatto, quien investiga los caballitos de mar y peces ajuga.
Además, continúa cultivando su pasión como fotógrafo submarino que le ha dado renombre nacional
Texto: Luis Uribe para La Mañana de Cipolletti
Foto: gentileza Tata Aguayo