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Casualmente vi en internet una ingeniosa oferta en la página “Ortografía infinita” que decía de la siguiente manera: “VENDO UNA CUNA PARA NIÑOS DE MADERA” y al reproducirla en Facebook me percaté que Carlo Collodi, el genial autor de Pinocho, está más vigente que nunca.
De ese travieso muñeco han quedado varios modismos que aluden a sus características: Para referirse a algunas personas insensibles se suele decir que son como Pinocho “porque no tienen corazón”; en cambio si alguno está mintiendo (un político por ejemplo) se le endilga que le “ha crecido la nariz”; y, por ejemplo, de los que no se inmutan por nada ni tienen mucho talento, se suele decir que “son de madera”, aludiendo por supuesto a ¡Pinocho!!El caso es que me han divertido mucho los comentarios a mí posteo del cartel de mis amigos, que ingenio no les ha faltado:
Alguien pregunta: ¿No tenés una para un niño de carne y hueso? Otro contacto inquiere ¿Es la cuna de Pinocho? Y le contestan: “No, Pinocho ya creció”; Otro lector sugiere que “A Gepetto le puede interesar”; Alguien corrige: “Tendría que decir…vendo cuna para Pinocho”. Otro, también con mucho ingenio acotaba que la oferta era “para el hijo de Pinocho”.
En fin, de alguna forma los comentarios me transportaron a ese mundo mágico de nuestra infancia donde el libro de Collodi “Las aventuras de Pinocho”, bellamente ilustrado con el muñeco de madera y su larga nariz, era infaltable en nuestras casas.
Ya grande, al hacer una relectura me percaté, como suele suceder, que cuenta no solamente cosas para niños sino también para adultos y cada relato deja una hermosa enseñanza. Aparte con una buena dosis de ternura.
Pinocho, hoy, en este mundo posmoderno, está más vigente que nunca. Seguro que algún lector agregará otras frases más ingeniosas que las de este humilde escriba.
Texto: Jorge Castañeda
Escritor – Valcheta (Río Negro)
