Mi madre leía Corín Tellado, escritora española. Años de nostalgia y felicidad

 

Ocasionalmente, vi una foto de las revistas románticas de la española Corín Tellado que sabía leer mi querida madre y me llenó de nostalgia, transportándome a aquellos años felices.

Mamá era una gran lectora y quién me supo transmitir el amor por los libros y la literatura. Me sabía relatar aquellos clásicos: “Los miserables”, “El árabe” y “La hija del árabe”, entre otros y una gran decidora de los grandes poetas, como Baldomero Fernández Moreno, Amado Nervo, Rubén Darío y una pléyade de los grandes vates que asombraron los años de mi infancia.

La Biblia era para ellos una lectura cotidiana como lo es hoy para mí y para Irma. Y papá olía leer los libros de Editorial Troquel de Lobsang Rampa y las historias de Ian Fleming y su famoso espía que tanto nos marcaron en aquellos tiempos de la guerra fría.

Luego, con los años, mamá ya leía a mis predilectos: “Yo Claudio” de Robert Graves y tantos otros.

Pero era devota de las novelas románticas y de aquellas lecturas de las revistas de fotonovelas como el “Nocturno” y el “Idilio” y especialmente de los libritos de Corín Tellado, la exitosa autora española.

Era una época todavía donde el romanticismo tenía su vigencia y varias generaciones crecieron con esas novelas donde la vida era color de rosa y los finales terminaban siempre bien.

Yo, por mi parte, para despejarme de las lecturas mal llamadas serias (nunca son buenas las clasificaciones) leía con deleite las aventuras de pistoleros (llamados western) del también español Marcial Lafuente Estefanía como lo hacía según Serrat el currito el Palmo para no ir como un penitente tras los pasos de su amada.

Lo realmente cierto es que ambos eran españoles, sumamente fecundos (hasta se decía que tenían empleados que escribían para ellos), de aparición semanal en muchos países y de grandes ventas.

Hoy todavía se pueden ver aquellos libros de bolsillo de ediciones económicas que supieron recrear en aquellos años la vigencia del folletín.

Hoy todo ha cambiando. Son piezas de museo. El romanticismo parece perdido, pero todavía sus libritos y revistas están en rincón de los recuerdos.

 

Texto: Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta

 

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