Recoleta: El mayor cementerio del país, donde aparecen históricos fantasmas

No hace mucho se cumplieron 200 años de la habilitación del cementerio de la Recoleta en la ciudad de Buenos Aires. Para ser precisos, la fecha exacta es el 17 de noviembre y, según se asegura, se trata del primer cementerio público argentino y uno de los paseos más frecuentados, tanto por los turistas como nativos de estas tierras.

Los historiadores afirman que hasta 1867 era el único cementerio de la ciudad de Buenos Aires, contemporáneo del  francés Pierre Lachaise y constituye una creación cultural de nuestro país.

Descansan allí personalidades que han sido protagonistas de los más importantes hechos de la historia del país tanto en lo político como en lo artístico y cultural. Entre ellos  ex presidentes, como Domingo Faustino Sarmiento, Julio A. Roca, Juan Bautista Alberdi, Facundo Quiroga, Adolfo Bioy Casares, Eduardo Mallea, Lucio N. Mansilla, Aristóbulo del Valle, Miguel Canè, Luis Vernet, Eva Perón, Raúl Ricardo Alfonsín y Alvaro Alsogaray.

Entre los hechos destacados se menciona que la Recoleta alberga 4.500 bóvedas que comenzaron a ser levantadas o construidas en 1830, siendo la primera de ellas para guardar los restos del coronel Manuel Crispulo Bernabé Dorrego, que se encuentran a pocos metros del ingreso a esa necrópolis.

Los historiadores afirman que entre los primeros sepultados en el lugar figura Dolores Maciel, uruguaya y un niño negro.  También están en ese lugar los restos de Cornelio Saavedra, el primer rector  de la Universidad de Buenos Aires, Antonio Sáenz y el miembro de la Junta Grande, el Dean Gregorio Funes.

Los informantes destacan que entre las tumbas más antiguas que se conserva aún hoy tal cual fue construida, es la de Remedios de Escalada de San Martìn y entre los personajes más notables de nuestra historia se encuentran cinco de los firmantes del Acta de la Independencia Nacional, también cinco miembros de la Junta de Gobierno de 1810.

Las autoridades del cementerio destacan por otra parte que 26 de los 43 presidentes muertos, se encuentran allí sepultados o han estado algún tiempo. También los responsables del lugar cuentan numerosas historias vinculadas con la vida de quienes se encuentran en ese cementerio, las fastuosas bóvedas levantadas, muchas de ellas verdaderas obras de arte y otras dotadas de ciertas excentricidades.

Obviamente, cuidadores y personal que cumple funciones en el lugar, y pasan gran cantidad de horas en el dpía o la noche, hablan de extrañas apariciones o figuras, que así como aparecen no tardan en desparecer.

Algunos sostienen también que por las noches se escuchan ruidos y se sabe que moran en el lugar no menos de una centena de gatos, que aportan cierta aureola terrorífica.

Una de las historias más difundidas hace referencia a Rufina Cambaceres, hija del escritor Eugenio Cambaceres y una artista Italiana, nacida en Trieste. Se cuenta que Rufina, que nació en 1883, cuando tenía 19 años sufrió un desmayo y los médicos que la revisaron la dieron por muerta y la sepultaron. Según versiones, al tiempo se habría descubierto que fue sepultada viva por lo que su madre hizo levantar un monumento donde sobresale la escultura de una joven que intenta abrir una puerta.

Otra historia habla de lo relatado por un joven, que caminando por una de las veredas del cementerio entabló conversación con una bella mujer con la que decidieron compartir un café en una confitería cercana. La relación parecía avanzar en buenos términos y hasta intercambiaron algunos arrumacos y besos, pero de pronto la joven dijo que tenía que marcharse y así lo hizo. El muchacho la siguió a cierta distancia y observó que ingresaba  al Cementerio, aunque al llegar a la puerta constató que ya estaba cerrada. Tras contarle la historia a un guardia que se encontraba cerca de la puerta, éste lo dejó ingresar y entre las sepulturas cercanas observó la foto y el nombre de la mujer que unos momentos antes había compartido un café en la confitería.

Y ahí no termina la cosa ya que el propio trabajador del cementerio le explicó que en ese sector estaba sepultado un futbolista y por las noches se escuchaba el sonido de un futbol golpeando en las paredes en reiteradas veces.

El historiador Eduardo Lázzari, quien oficia además de guía durante las visitas  de los días domingo a La Recoleta destacó que en el interior de esa necrópolis hay obras de grandes escultores como Alessandro Conessa, Camilo Romairone, Lola Mora, Josè Fioravanti, Luis Perlotti y Jules Coutan que ornamenta la bóveda de José Camilo Paz, fundador del diario La Prensa.

Allí descansan también famosas mujeres de nuestra historia como Mariquita Sánchez de Thompson, Victoria Ocampo y Elvira Rawson de Dellepiane y  se encuentra un panteón de la Unión Cívica Radical donde están Leandro Alem, Arturo Illia, Hipólito Irigoyen y Elpidio González.

El historiador Lazzari destaca también en un escrito que tienen sus panteones las familias pertenecientes a la alta sociedad de nuestro país de principios del siglo veinte, como Alvear, Blaquier, Anchorena y Paz.

Entre las excentricidades figura la decisión de un empresario de medios gráficos, quien como temía ser sepultado sin que se haya fehacientemente comprobado que había muerto, hizo colocar un timbre en el lugar reservado para cuando muera.

Periódicamente entonces concurría a comprobar que el mecanismo funcionara en forma correcta y asegurarse que si  era sepultado y aùn no estaba muerto, podía accionar aquel timbre y lograr que acudan en su ayuda.

En una próxima entrega, me referiré a  los testimonios que  hacen referencia a los numerosos casos relacionados con apariciones de fantasmas, espectros, almas en pena o como quieran denominarlos, ya que aunque muchos lo pongan en duda, que los hay, los hay.

Eduardo Reyes, escritor y periodista de Viedma

Las Grutas  –  Río Negro

 

 

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