Tehuelches habitaban la Patagonia desde Patagones (Buenos Aires) a Punta Arenas (Chile)

 

“No hay palabras que puedan expresar la belleza salvaje del desierto patagónico, ni su injustificado abandono”.

Con indiscutible contundencia lo afirmó en una parte de su relato Ramón Lista, en el libro “Viaje al país de los tehuelches”, aunque  Lista no se refirió solamente a la belleza paisajista, ya que tomando opiniones anteriores de expedicionarios y exploradores como Cox, Musters, Moreno y Moyano, entre otros, profundiza en la importancia de la región patagónica, como área productiva.

Hay que añadir que Lista, estando en preparativos de su expedición, solicitó colaboración a la Sociedad Científica Argentina que era presidida  en ese entonces (1877) por el ingeniero Guillermo White a quien en una nota le informa respecto a los pormenores de su viaje, como las investigaciones previas y el compromiso de informar luego el estudio que su expedición  posibilitara respecto del hombre y la naturaleza.

Conviene recordar que para aquella época ya era bien conocido el interés del vecino Chile por ocupar sectores de nuestro territorio y no faltaron entonces argumentos vinculados  al escaso valor de las tierras a las que no se les adjudicaban posibilidades de sacarles provecho. No obstante se escucharon otras opiniones, algunas muy contundentes, respecto al aprovechamiento de aquella desolada región.

Lista afirma que en Santa Cruz la vegetación es bastante pobre aunque hay algunos lugares, cercanos a la Isla Pavón donde la tierra hace gala de fertilidad y agrega que los mejores campos para la agricultura y la ganadería, sin dudas, se encuentran en el muy fértil valle del río Chico.

Hay en esa región, sostiene el explotador, tierras inmejorables y es allí entonces donde el gobierno debe llevar hacienda vacuna y lanar, que puede ser destinada a ofrecer carne fresca a los buques estacionados en la Bahía de Santa Cruz.  Hay otros valles  – agrega –  que solo esperan  la mano que guie el arado tras la que vendrán la riqueza y el bienestar.

Lista, en defensa de su teoría sobre la posible y factible explotación de las tierras patagónicas, afirma sin duda alguna que esos terrenos en general se muestran bastantes pobres, pero en los valles avanzando hacia el Oeste que concluyen al pie de los Andes bordeando los lagos Argentino y Viedma se encuentran excelentes  bosques  de robles y buenos campos de trébol y pastos tiernos.

Insiste al respecto el explorador Ramón Lista  que el Valle es cultivable, principalmente en las proximidades de la isla Pavón, como otras islas e islotes que además, puntualiza, se prestan en forma admirable para la producción de cereales.

Sostiene con firmeza, que nadie que disponga de herramientas suficientes podrá decirle que las tierras patagónicas entre el mar y la cordillera no son aptas para producir.

Es más que interesante que a las informaciones que Lista brinda obtenidas de sus expediciones y experiencias, deben agregarse las recogidas de los viajes, exploraciones e investigaciones realizadas por numerosos viajeros que recorrieron esta zona desde el año 1500.

Surge de las mismas un dato muy interesante y significativo, debido a que puede considerarse que cobra actualidad al afirmar que desde entonces la Patagonia desde Carmen de Patagones hasta Punta Arenas en Chile estaba habitada por los “tehuelches, cheguelchos o choonkes”  como ellos mismos se denominaban. 

Agrega Lista que los del Norte se movían entre los ríos Chubut y Limay, en tanto que los del Sur lo hacían desde el primero de estos ríos y el Estrecho de Magallanes, aunque se entreveraban entre ellos y se los distinguía por la forma de expresarse.

Según los testimonios en los que se basan los estudiosos, tomados de los expedicionarios y navegantes, hay coincidencias  contundentes en que las etnias que habitaban la región respondían a las características de los tehuelches, y únicamente marcaban o señalaban algunas pequeñas diferencias, que las vinculan con mínimas observaciones vinculadas con sus  tallas.

Destacan por otra parte las grandes diferencias que observaron respecto  a  los araucanos (mapuches), y puntualizan como ejemplo la lengua, que es completamente distinta,  estimando que algunas expresiones araucanas posiblemente fueron adoptadas por estos de los quechuas desde tiempos remotos.  Lista menciona no obstante, que con el tiempo se constató que algunas voces de ambas “etnias” se compartían y menciona; “setreu” estrella, “pataca” cien y “Huaranca” mil.

Otro de los temas que pueden ser vinculados con tiempos más cercanos a nuestra actualidad reciente que puede citarse, es el proyecto de traslado de la Capital Federal a Viedma – Patagones – Guardia Mitre, ya que Lista en sus informes tras la expedición que realizó en marzo de 1877, sugiere que se proyecten programas productivos en las tierras patagónicas, que no son tan despreciables como algunos pretenden hacer creer.

Sólo hay que tomar decisiones en ese sentido, que por otra parte motivaría la radicación de habitantes de nuestro  país en zonas que consideraba aptas para su desarrollo e injustamente se hallaban abandonadas.

Cabe recordar entonces que entre los argumentos esgrimidos en relación al traslado de la Capital, se mencionaba la necesidad de poblar los espacios vacìos de nuestro territorio, que necesariamente debían ocuparse para su defensa.

Texto: Eduardo Reyes, escritor y periodista de Viedma

Las Grutas  –  Río Negro

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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