Un policía rionegrino habla alemán e inglés. Entiende mucho francés e italiano y bastante ruso

 

A Don Federico Guillermo Hruschka, Maestro.

Voy a referirme en este escrito a un comisario general, ex subjefe de nuestra Policía de Río Negro, retirado hace muchos años y que todos los policías que prestamos servicios en las décadas del sesenta, setenta y ochenta hemos conocido. Un hombre distinto, que dejó su huella por su particularísima forma de ser y de obrar y que como distinto, lo rodearon la polémica, las críticas y la admiración.

Personalmente, tuve mis desencuentros con él, pero siempre le guardé -y le guardo- un gran respeto y aprecio. Hoy somos casi amigos, nos visitamos y hemos compartido el pan junto a nuestras esposas.

¿Qué méritos, qué cualidades, qué actitudes lo singularizaron respecto al resto?…Trataré de describir algunas.

-Habla perfectamente el idioma alemán, domina ampliamente el inglés. Entiende lo suficiente el francés y el italiano como para conversar porque son lenguas romances y conoce bastante el idioma ruso. Como dato, agrego que al hablar en nuestro idioma, siempre pronunció correctamente la zeta, sin sesearla, como hacemos casi todos nosotros.

-Es profesor diplomado en Ciencias de la Educación, habiéndose recibido sin tener una nota menor a nueve en toda la carrera. Aún conservo sus apuntes sobre pedagogía que me fueron muy útiles cuando me tocó dirigir la Escuela de Cadetes. Cuando él fue director, hasta se ocupó de hacer unos apuntes para los mismos sobre cómo se debían predisponer el cuerpo y la mente para tener un buen descanso al dormir.

Gran deportista. Nadador de aguas abiertas. Solía unir dos veces por semana desde Viedma hasta la estancia “Ya Verán”, dieciocho kilómetros aproximadamente y cuando prestó servicios en General Roca, muchas veces, desde allí hasta Villa Regina, más de cuarenta kilómetros, acompañado en algunas ocasiones por el oficial Rubén Mogni, otro gran nadador. Se dice y escribe fácil, por supuesto, pero hacerlo es otra cosa.

-Muy trabajador. Cumplía y hacía cumplir y era muy puntilloso. Las notas a máquina debían respetar los márgenes, corregía las faltas de ortografía, las redundancias, etc y estos detalles eran escuela para uno (a pesar de que salíamos renegando por tener que hacerlo de nuevo y ¡bien!).

-Procuró siempre que la presencia tanto uniformados como de civil fuera la correcta. Para ilustrar lo que digo, cuento una anécdota que me narró el comisario general (r) Enrique Bertero: “Teníamos que venir y andar con saco y corbata. En General Roca, enero es muy caluroso, así que le pedí al inspector Hruschka si podíamos venir sin saco. “Mañana le contesto, me dijo” y al otro día me llamó para decirme que estábamos autorizados, ya que había venido caminando y vestido con saco y corbata, verificando que ciertamente hacía mucho calor”.

-Un verdadero Maestro, se ocupó que los oficiales tuviésemos una carpeta con las leyes y reglamentos relacionados con el quehacer policial, que estudiáramos para estar informados y por ende, ser más eficaces en la función.

-Socio fundador de la Mutual, ya retirado y dando muestras de humildad, me acompañó como delegado de la sede de General Roca en mi segunda presidencia de la misma. Hoy lo sigue siendo con sesenta años de aportes, a pesar de casi no haber usado sus servicios, clara muestra de solidaridad, demostrada también cuando más allá de su dureza, acostumbraba ir en Nochebuena, junto a su noble y buena esposa, a saludar al personal que estaba de guardia, algo que no supe que otro jefe lo hiciera, incluido quien escribe.

Excelente jinete, incluso cumplió su traslado desde Llao Llao a El Bolsón montando su propio caballo. Amante y respetuoso de la naturaleza, una vez retirado y con mochila, bolsa de dormir y provisiones, se iba con su motocicleta a recorrer los bosques cordilleranos de Neuquén y Río Negro, donde permanecía semanas enteras entre bosques, montañas y lagos, disfrutando los paisajes y la soledad.

Ha viajado por varios países sudamericanos y por gran parte de Europa -donde tiene parientes cercanos- y gracias a su sólida cultura ha podido ver, valorar y disfrutar de las bellas obras arquitectónicas y artísticas que la humanidad ha ido plasmando a través de los siglos por esas partes del mundo.

Se distinguió por la severidad; primero con él mismo y con todos los demás, pero, a diferencia de falsos y solapados fue siempre de frente y eso para mí, vale mucho. Metódico, detallista y consecuente en su accionar. Estricto hasta el extremo en los horarios Pienso que subyace en su carácter y en su accionar la cultura, el espíritu propio del gran pueblo alemán, el mismo que luego de padecer dos terribles guerras en el siglo pasado, quedando casi destruido y divido en dos partes, con inteligencia, trabajo, tesón, honestidad y un acendrado patriotismo, supo sobreponerse y estar una vez más en la cima de las naciones de Europa. Podríamos imitar a los alemanes, pero nos falta algo: sufrir en serio.

Son muchas y variadas las anécdotas que han quedado de su paso por la Institución, por haber sido diferente a todos los jefes de aquellos años. Más, si ponemos las manos en nuestros corazones, debemos reconocer que todo su accionar fue para el bien, para que estudiemos, para que nos mejoremos nosotros y por ende a la Policía, cuestiones estas que a algunos quizá les cueste aceptar.

Su honestidad, su recto proceder y sus buenos ejemplos como jefe, creo que hay que rescatarlos del olvido antes que el implacable tiempo se los lleve. Hoy cumple años y este pequeño reconocimiento que le dedico, (veré muchos comentarios, “me gusta” y “me encanta”), estoy persuadido que interpreta el sentir de aquellos camaradas que también prestaron servicios en esos tiempos, porque creo que se lo merece largamente. Ojalá que así sea, y entonces…

¡¡Muy feliz cumpleaños Don Federico, con salud y alegría!!

Texto: Crio Insp (r) Roberto Cancio

 

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