Los cheques de Salim. “Como turco en la neblina”, chistes y cuentos de árabes

 

No hace mucho tiempo, un conocido viajante de comercio, Higinio González, “Gonzalito” para muchos amigos, me comentó uno de esos episodios que viviera con un cliente de la zona cordillerana en las proximidades de Esquel.

Salim, así se llamaba, le adeudaba a Gonzalito tres facturas de la gira anterior ya muy atrasadas, pese a los reiterados reclamos de pago.

No bien apareció el viajante en la puerta de su comercio, el turco Salim salió efusivamente a su encuentro…

-Carido amigo Higinio, tene dos noticias para vos, una la son buena y la otra la son mala. Mañana tene que venir a almorzar quepe con su amigo, no le va a fallar. Y la noticia mala son que la gerente del Banco la prohibió hacer cheque por quince días y me la sacó la chequera. Voy a precisar poca mercadería, mandala con confianza, acá a dos semanas la voy a mandar cheques por la cuenta vieja.

Con la invitación al almuerzo y la fresca espontaneidad de exponer las cosas, don Salim lo hizo aflojar a Gonzalito, el que sin dudas venía muy caliente y dispuesto a cobrar de cualquier manera, porque el cliente se venía reiterando en el atraso de los pagos y efectuándolos muy fuera de término.

Entonces, no tuvo otra alternativa que tomar saliva y tomarle tres nuevos pedidos; claro, siempre bajo la firme promesa de regularizar dentro de quince días, a más tardar, la deuda atrasada.

Al día siguiente, una mesa muy servida con todo, como acostumbran algunos árabes, esperaba al invitado de don Salim.

A su llegada, los abrazos y bienvenidas del cliente, conmovieron las fibras de Gonzalito.

-Amigo Higinio, usted la sabe bien que son mi invitado de honor para mí, entonces se sienta aquí del lado de mi corazón, la Juana la va a servir la comida.

Después de aquel suculento almuerzo, donde no faltó por supuesto el anís turco y los deliciosos postres, al retirarse Gonzalito de la casa del cliente, escuchó una vez más en la vereda la promesa que le iba a remitir los cheques no  más allá de quince días como ya le había manifestado anteriormente.

Terminada la gira de costumbre, varios días después, se encontraba Higinio en su oficina, allá en Bahía Blanca, cumpliendo con su hijo y una empleada con las conocidas tareas de costumbre.

Luego de abrir una importante cantidad de correspondencia y separar varios valores de la misma, el hijo se dirige al padre…

-Viejo, mirá los cheques que te ha mandado tu famoso amigo Salim, aquí no se entiende un comino lo que dicen los mismos.

En efecto, los cheques eran totalmente ilegibles.

Entonces Gonzalito, con una bronca manifiesta, tomó el teléfono y luego de varios intentos, logró ponerse en contacto con su lejano cliente de la cordillera chubutense.

-¡Pero don Salim, qué me ha hecho! Aquí llegaron los cheques y no podemos entender nada de lo que dicen, ¡acláreme esto por favor!

-Sabe lo que buede haber pasado Carido amigo Higinio, la estaba escribiendo a mi hermano al Líbano y me olvidao cambiar la idioma, mañana le va mandar nuevos cheques sin falta, Higinio.

Los nuevos cheques correctamente confeccionados, llegaron varios días después.

Los otros cheques escritos en árabe y que sirvieron para hacer tiempo, aún se deben conservar en la oficina de Gonzalito y cada tanto, por supuesto, le deben recordar al personaje y al singular episodio.

Recopilación de Don Elías Chucair que integrará mi libro “Como turco en la neblina” chistes y cuentos de árabes.

Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta

 

Foto: Jorge Castañeda y Elías Chucair

 

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