Así lo expresa Julieta Romero, egresada del Instituto Balseiro, en Bariloche. Ella es ingeniera nuclear y trabaja en la empresa Nucleoeléctrica Argentina.
Contó su trabajo, su paso por el Balseiro y su experiencia laboral que combina con su pasión por el arte y la divulgación de la ciencia.
“El deseo por estudiar ingeniería nuclear se fue desarrollando a lo largo de los años, como un gusto adquirido. Desde chiquita tuve intereses muy diversos, me gustaba muchísimo todo lo que tenía que ver con la ciencia y la naturaleza pero también me tiraba muy fuerte el lado artístico: dibujar, cantar, bailar, hacer manualidades”.
Concluyó: “Finalmente, me di cuenta que la carrera de ingeniería nuclear tenía para mí lo mejor de los dos mundos: ciencia profunda de cómo funcionan hasta las partes más pequeñitas de nuestro universo y la creatividad propia de las ingenierías”.