Aseguran que el río Negro “no está muerto”, pero es ecosistema impactado y presionado

El río Negro está lejos de estar “muerto”, pero puede considerarse un ecosistema impactado y la cuenca hídrica está afrontando “una fuerte presión antrópica (acción de las actividades del hombre sobre el ambiente), producto de la concentración poblacional y el desarrollo de actividades agrícolas, extractivas e industriales. Así lo mencionaron dos de las conclusiones del denominado “Primer estudio ambiental integral de la cuenca del río Negro”, difundido hoy por la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN).

“Tanto los compuestos clorados como los aromáticos persistentes medidos en este estudio dan cuenta del impacto ambiental tanto actual como pasado, ubicando a las actividades frutihortícolas y de neta presencia humana  (transporte vehicular, quema de pasturas y de combustibles) como las principales fuentes de origen”.

Desde el punto de vista bacteriológico, los niveles de escherichiacoli (materia fecal) y enterococos detectados, evidencian un constante  ingreso de estos organismos al sistema. . Se registraron As y Cu disueltos. “Los niveles registrados son comparables a los obtenidos en otros ambientes costeros”

La presencia de poliaromáticos persistentes evidenciaron mayores concentraciones en Fernández Oro, Allen, Pomona y Carmen de Patagones, (aguas abajo de la desembocadura de la planta de tratamiento de efluentes urbanos) y la Isla La Paloma.

La evaluación de la calidad ecológica del agua, con el índice de macro invertebrados, clasificó a algunos sitios con una calidad regular a mala, principalmente en Cipolletti, Fernández Oro (aguas abajo de la desembocadura del desagüe PII), General Roca (aguas abajo de la desembocadura del desagüe PV) y Chichinales (aguas abajo de la desembocadura del arroyo Salado).

En relación a la fauna ictica (presencia de peces), es crítica la composición comunitaria ya que la abundancia de especies exóticas e invasoras es muy alta, lo que implica disrupciones al ambiente.

“La presencia humana sobre los sistemas naturales indudablemente genera un impacto en los recursos ambientales; impacto que puede ser cuantificado y debe ser controlado y monitoreado”.

La Universidad Nacional de Río Negro concluyó el primer estudio científico integralsobreel “Estado ambiental del río Negro”, realizado en simultáneo en distintos puntos georreferenciados abarcando toda la cuenca en dos oportunidades, evaluando química de agua (agua y material particulado en suspensión y sedimentos), peces y macroinvertebrados como indicadores ambientales. El estudio permite conocer el estado ambiental del río al establecer una línea de base para evaluar a futuro la evolución de los indicadores ambientales más relevantes.

Relevaron 21 sitios en la cuenca (2 sobre el río Limay, 2 sobre el río Neuquén y 17 sobre el río Negro). Los sitios de muestreo fueron los  más representativos de la cuenca, sobre los ríos Limay, Neuquén y Negro. Con rigor científico se tomaron las  muestras, su conservación, su traslado, y el análisis de las mismas en los distintos laboratorios de la Universidad Nacional de Río Negro, el Centro Científico Tecnológico (CENPAT) del CONICET en Puerto Madryn y la Universidad Nacional del Sur, donde fueron procesadas, de acuerdo con protocolos estandarizados (EPA 3540C y IOC Nº 20, UNEP, 1992).

Los análisis se hicieron por cromatografía gaseosa capilar y espectrometría de masas (GC Hewlett-Packard 68906C/MS Hewlett-Packard 5972, adheridos al Sistema Nacional de Espectrometría de Masas).

Las campañas se realizaron durante el año 2018 en dos etapas, una en invierno y otra en primavera/verano.

“Estado ambiental del río Negro” es un proyecto desarrollado durante dos años, por un equipo integrado por 11 investigadores y 19 estudiantes avanzados de la Universidad Nacional de Río Negro, con la participación de dos investigadores de la Universidad Nacional del Sur y un investigador de la Universidad Nacional del Comahue.

Colaboraron la Universidad Nacional del Sur a través del Departamento de Química en el IADO, CCT-CONICET, Bahía Blanca; el CENPAT y la participación de la Fundación YPF

El proyecto fue coordinado por la licenciada Nathalia Migueles, jefa del Departamento de Consultoría e Ingeniería dependiente de la Secretaría de Investigación, Creación Artística, Desarrollo y Transferencia de Tecnología de la Universidad Nacional de Río Negro y  las direcciones de los subproyectos estuvieron a cargo de la  dra. Mariza Abrameto (UNRN), el dr. Patricio Solimano (UNRN), el Dr. Pablo Macchi (UNRN y el dr. Andrés Arias (Universidad Nacional del Sur).

Glosario:

Los compuestos aromáticos persistentes (o poliaromáticos) son un grupo de sustancias químicas que se forman durante la incineración incompleta del carbón, el petróleo, el gas, la madera, la basura y otras sustancias orgánicas; se encuentran generalmente como mezclas complejas (por ejemplo, como parte de productos de combustión como el hollín). Algunos de estos compuestos se utilizan para la producción de tintas, plásticos y pesticidas. Otros se encuentran en el asfalto (carreteras y caminos), en el petróleo crudo, el carbón, el alquitrán o brea. En general se encuentran en todo el medio ambiente en el aire, el agua y el suelo y pueden encontrarse en el aire bien sea adheridos a partículas de polvo o como sólidos en el suelo o en los sedimentos.

Los compuestos clorados conforman un grupo de pesticidas artificiales desarrollados a principios del siglo 20. Fueron progresivamente prohibidos por las legislaciones de los distintos países: aldrín, clordano, dieldrín, endrín, heptacloro, HCH (hexaclorociclohexano), lindano, DDT, etc., son organoclorados integrantes de la llamada “docena sucia” que engloba a aquellos pesticidas que más problemas ambientales han generado. Actualmente los organoclorados están prohibidos en Argentina (a partir de dos legislaciones que datan de 1990 y 1998) y en casi todo el mundo y para casi todos los usos, debido a sus problemas de acumulación, a su alta estabilidad química (décadas), su gran estabilidad a la luz y su difícil degradación biológica.

Los aromáticos persistentes entran al medio ambiente principalmente a través de: emisiones volcánicas (fuente natural), los incendios forestales, la quema de madera en los hogares y los gases de los tubos de escape de automóviles y camiones. También pueden entrar a las aguas de superficie a través de las descargas de las plantas industriales y las plantas de tratamiento de aguas residuales y pueden ser liberados a los suelos de los sitios de desechos peligrosos (derrames o leaching).

Fuente: UNRN

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