Río Negro: Salina del Gualicho ¿Pista alternativa de la empresa Aeroespacial Norteamericana?

Como otro mito de los tiempos modernos, ha trascendido que la NASA -Central Aeroespacial Norteamericana- había escogido a la salina rionegrina El Gualicho como pista de aterrizaje alternativa para sus transbordadores espaciales, que supuestamente desactivaron.

Hay un testimonio que abona esta teoría, que parece de película. ALPAT –Álcalis de la Patagonia- es una de las tres empresas que mayor extensión posee y utiliza la materia prima para la fabricación de carbonato de sodio.

Durante muchos años el predio de la firma estuvo a cargo de Omar Sánchez, un conocido vecino de San Antonio que ahora trabaja para la compañía TSB. Hace tiempo, contó sobre un extraño hecho ocurrido con unos sujetos que dijeron ser de la NASA.

El incidente sucedió a principios de 2002. Por ese entonces, Sánchez se desempeñaba en la administración de la compañía y su lugar de trabajo estaba en la planta ubicada en Punta Delgado.

Según lo que relató, cierto día atendió una llamada telefónica y conversó con un hombre que aseguró pertenecer a la NASA, que le informó que algunos días después llegaría a la región para ingresar a la salina. Sonaba tan rara la noticia que al principio dudó de su veracidad. Pero efectivamente, pocos días más tarde sonó nuevamente el teléfono y otra vez la misma voz le comunicó que se encontraba en Buenos Aires y que viajaba rumbo al salar.

Sánchez fue a la hora que habían convenido, cuando -con admirable puntualidad- una fastuosa camioneta 4×4 negra, con vidrios polarizados y cuatro personas a bordo llegaron al lugar. Recuerda que eran dos hombres y dos mujeres y que dos de ellos –una pareja- afirmaron ser argentinos y así lo parecían por su forma de hablar.

En el moderno vehículo se internaron en la salina durante varias horas, tras lo cual partieron velozmente. Tampoco se supo qué hizo el extraño grupo durante su visita. Solo quedaron como mudos testigo varias mangueras o más bien unas varillas de plástico negro que brotan hacia la superficie. Son muy resistentes, ya que por algunas de ellas pasan las máquinas que extraen la sal.

No se sabe si volvieron los particulares visitantes. Del tema no se habla mucho, aunque ya forma parte del cúmulo de enigmas de ese lugar.

Texto: La Mañana de Neuquén

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