Frustrada película de cineasta viedmense sobre trapisondas del supuesto Rey de la Patagonia

Hace unos días el poeta amigo David González preguntaba sobre aquella frustrada película del cineasta viedmense Juan Fresán que se iba a llamar “La nueva Francia” y pretendía contar, con un enfoque crítico e irónico, las trapisondas de aquél Orllie Antoine de Tounens que se autoproclamó Rey de la Patagonia.

Esta nota, de mi autoría, fue publicada en el periódico Nosotros (de efímera existencia) en el año 2003. Puedo afirmar, con orgullo, que Fresán accedió a conversar telefónicamente por gestiones de su hermana Nelly y su amigo Omar Fossati, porque nunca antes ni después tampoco, quiso hablar sobre aquella experiencia trunca. He aquí el material. Si alguien quiere usarlo le ruego que cite la fuente.


Juan Fresán y la película que no pudo ser, sobre “el rey de la Patagonia”

Ahora nos ocupamos de una historia injustamente poco difundida. El frustrado proyecto del realizador viedmense Juan Fresán (actualmente radicado en Buenos Aires, después de muchos años en Venezuela, Francia y España) que allá por 1972 quiso filmar las azarosas aventuras de Orellie Antoine de Tounens, quien en el último cuarto del siglo XIX se había autoproclamado “Rey de la Patagonia”.

Era una tórrida tarde de enero de 1972. El sol caía como plomo derretido sobre la ruta que une Viedma con el balneario El Cóndor. Enfrente de la planta textil de Lahusen un grupo importante de personas participaba (como actores, técnicos, asistentes o… simplemente como curiosos) de un momento de filmación de una película. Se sabía que la acción estaba ubicada en el siglo 19. Un antiguo carruaje tirado por caballos, de los que usaron para mantenimiento del alumbrado público, convertido en vehículo trashumante y aventurero para la historia, recorría lenta y pesadamente la banquina sacudida por el viento patagónico.

Pero uno de los ayudantes del director pedía que quienes estaban allí con autos (sí con los autos modernos del ’70) pasaran por la ruta como si nada, cruzando por delante de la cámara. ¿Se mezclaban los tiempos en la película?. ¿De qué se trataba aquello? 


Este “flash” quedó en la memoria del autor de esta crónica. Pasaron más de treinta años y pude conversar telefónicamente con Juan Fresán, el multifacético y talentoso realizador viedmense responsable de aquel emprendimiento. Una película que se iba a llamar “La nueva Francia” y contaba las penurias de Orellie Antoine, el Rey de la Patagonia y Araucania.


“Ese era el código de la película, mezclaba varias épocas, la historia del francés en 1870 y el exterminio de los indios encargado por los Menéndez Behety a principios del siglo 20, y la ciudad de los Césares que la filmé en El Chocón. Era un proyecto que había comenzado meses antes en París, donde había contratado al fotógrafo Ricardo Aronovich, requerido por entonces por los cineastas más cotizados de Europa, para hacer una serie de entrevistas en la calle” recordó Fresán, en el comienzo de su diálogo con NOSOTROS.


“A los franceses les hacíamos tres preguntas, en la avenida de los Campos Elíseos, ¿sabían donde quedaba la Patagonia?, ¿dónde quedaba la Argentina? y ¿sabían que habíamos tenido un rey francés en la Patagonia? Las respuestas eran increíbles, algunos confundían la cosa con la Atlántida, decían que la Patagonia era un continente que se había hundido, otros tenían como referencia de la región al entonces presidente de Chile (Salvador) Allende y le mandaban un saludo. También en París filmamos una larguísima entrevista del periodista Tomás Eloy Martínez a Phillippe Boiry, que se dice descendiente del loco aquel y que me mandó abundante material” agregó.


Precisó Fresán que “esa filmación documental era la columna vertebral de la película, con un tratamiento muy especial que nunca se había hecho hasta ese momento en el cine”.


La instalación del equipo de filmación en Viedma durante algo más de un mes, a principios del ’72, tenía por objeto recrear en la ficción algunos pasajes de las andanzas de Orellie Antoine en tierras patagónicas. Las locaciones elegidas fueron las costas del río y del mar, el casco histórico de Carmen de Patagones, la Salina de Piedra en cercanías de Cardenal Cagliero, los acantilados de la playa del Faro y campos cercanos a El Cóndor, en propiedades de Rubén “Tocho” Pérez.


En el elenco no había actores profesionales. El papel protagónico del “loco” francés había sido confiado a un artesano “hippie” de la plaza Francia de Buenos Aires, Goran Nicolic (argentino de ascendencia cróata) sin ninguna experiencia teatral previa, a quien Fresán eligió por su parecido físico con el presunto monarca patagónico.


En otros roles aparecían excéntricos personajes porteños de la bohemia setentista, como Bernardino Rivadavia (homónimo y descendiente del prócer), Rubén Falbo (editor de libros) y algunos actores locales. Allí participaron Omar Fossati (amigo de Juan, hombre de intensa actividad teatral por entonces); Adolfo Dallorso (elegido por sus dotes de excelente jinete), su esposa Susana Tessari y Bruno Volponi (quien había tenido un breve paso por la escuela municipal de teatro viedmense), entre otros.


La actividad del equipo de filmación era motivo de permanente curiosidad. No faltaban quienes imaginaban orgías de sexo y alcohol por las noches, cuando el elenco y los técnicos realmente terminaban agotados por muchas horas de trabajo al aire libre, sin ninguna de las comodidades del “estilo Hollywood”. En pocas semanas, trasladándose entre Viedma, Patagones, la salina y El Cóndor, el material de recreación ficcionada estuvo listo.


Después de tres décadas Fresán sigue pensando que “era un material espléndido, de primera”, y prosigue su relato: “faltaban solamente dos días de filmación (escenas que se iban a rodar en Buenos Aires) cuando tuve que salir rajando del país por presiones del gobierno militar (ubicamos al lector, la referencia se relaciona con las postrimerías de la dictadura de Onganía-Lanusse), porque aunque yo nunca fui un hombre comprometido con algún partido político, soy un agnóstico, tenía relaciones con muchas figuras del ambiente intelectual y artístico que estaban siendo perseguidos”.


“Entonces tuve que dejar todos los rollos en la casa de un examigo (Fresán se resistió, durante toda la entrevista a nombrar a sus dos colaboradores más cercanos en la película “La nueva Francia”) y desde Venezuela, en donde me había radicado para entonces intenté sin éxito que me mandaran el material fílmico para terminar allá la película; porque además allá estaban Tomás Eloy Martínez que tenía que completar la continuidad de una escena y el actor Juan Carlos Gené que iba a interpretar al juez que declaró la locura de Orellie Antoine” continuó su relato.


Esas gestiones fracasaron por problemas arancelarios y políticos “cuando al fin pude volver al país fui a la casa del ex amigo y misteriosamente dos rollos faltaban, con las escenas más complicadas e imposibles de reconstruir: el incendio de un campo de “Tocho” Pérez, que hicimos con su autorización por supuesto para el final de la película y la mutilación de indios que filmamos con gran despliegue de sangre de utilería en la playa del Faro, con 20 extras que se c…. de frío entre las piedras”.


El proyecto de película, una visión personal y original acerca de la vida del falso rey francés y otras desgracias de la historia patagónica, se convirtió para Juan Fresán en “una gran frustración, al mismo tiempo un sentimiento de tristeza y de bronca, porque sigo convencido que estábamos haciendo un gran trabajo”.


Fresán hizo cine de ficción en Venezuela, pero ya nunca intentó dirigir un largometraje en su país y concentró su creatividad en el cine publicitario y documentales.
Pocos se acuerdan hoy de aquel caluroso verano del 72.

NOSOTROS le agradece al realizador viedmense sus declaraciones exclusivas, que rompieron su obstinado silencio de muchos años en torno a este tema.
Fresán no quiso mencionar a sus dos principales colaboradores en el proyecto abortado. De nuestra investigación en la página webwww.cinenacional.com aportamos que, en la elaboración del libro participó Jorge Goldenberg y como director de fotografía estaba Carlos Sorín. Estos mismos nombres se repiten en la ficha técnica de “La película del rey” (1986), dirigida por Sorín y con libro compartido con Goldenberg. El espejismo es asombroso, pero nunca leímos palabras de Sorín reconociendo que su fuente de inspiración fue el intento filmado en Viedma.

Lamentablemente, hay pocas fotos de Juan Fresán disponibles en la web, esta corresponde a la nota que Rodolfo Terragno escribió en Página 12 cuando Fresán murió, en el año 2004.

Texto: Carlos Espinosa, periodista de Carmen de Patagones y Viedma

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