Entre este viernes a las 21 y el sábado hasta las 17, el trabajador herrero viedmense Sebastián Rodríguez nadará por el río Negro entre la localidad de Guardia Mitre y Viedma, distantes aproximadamente 90 kilómetros, para concientizar acerca de la importancia de la donación de órganos y la limpieza del curso de agua más importante de la provincia de Río Negro. Así lo confirmó él y varios amigos.
Hace dos años, Rodríguez (36 años) cruzó a nado el Canal de Beagle, en medio de las heladas aguas.
A través de Facebook, numerosos amigos de Rodríguez le brindaron esta semana su aliento para la travesía a nado entre Guardia Mitre y Viedma.
“Acompañemos a Sebastián Rodríguez el viernes en el desafío a nado nocturno Guardia Mitre-Viedma, con el objetivo de concientizar en la donación de órganos y por un río limpio y sano. Acerquémonos a la largada en el balneario de Guardia Mitre o a la llegada en Viedma, del viernes a las 21 aproximadamente hasta las 17 del sábado……no faltemos a esta travesía”, alentó uno de sus allegados.
El martes, Rodríguez en su página de Facebook sintetizó: “Seguimos con la puesta a punto antes de intentar unir Guardia Mitre-Viedma”.
Otro amigo
escribió: “Un gesto de amor al prójimo.
Sebastián Rodríguez unirá este viernes Guardia
Mitre y Viedma a nado, concientizando sobre la necesidad de donar órganos” y
agregó que el nadador “se inscribió como donante de un riñón para su mejor
amigo que lo necesita”.
“Dijo (Rodríguez) que la del viernes es una
muestra también de amor a nuestro río y a la necesidad de cuidarlo y
preservarlo”.
Esto publicó el diario La Jornada (Chubut) 27 de mayo de 2017
Sebastián
Rodríguez tiene 34 años y se gana la vida como herrero en la ciudad de Viedma,
Río Negro, pero como nadador de aguas abiertas el sábado pasado cumplió el
objetivo de cruzar el Canal Beagle en temporada invernal, un hecho inédito que
nadie había logrado.
Rodríguez trabajó como empleado en varias
herrerías de la capital rionegrina mientras aprovechaba la temporada de verano
para desempeñarse como guardavidas, hasta que las piletas no fueron suficiente
para contener su vocación por nadar y entonces comenzó a animarse con pequeños
desafíos de aguas abiertas.
“De a poco fui agregándole más condimentos
y complejidad. Nadé en ríos, en lagos de agua fría o de altura, y empecé un
entrenamiento más dirigido a la especialidad”, le contó a Télam el hombre
que unió los 1.500 metros que separan el cabo Peña (en Chile) con punta
Mackinlay (en Argentina) a través del Canal Beagle, en un tiempo de 29 minutos
y 56 segundos.
El cruce fue realizado en condiciones de
temporada invernal, con 5 grados de temperatura ambiente y 1 grado de sensación
térmica, y sin protección en el cuerpo, según certificó la empresa Swin
Argentina, dirigida por el experimentado nadador Matías Ola, que estuvo a cargo
de la logística de la travesía.
Rodríguez había llegado a Ushuaia una semana
antes, para aclimatarse con entrenamientos en playas cercanas a la ciudad y con
una inmersión de 5 minutos en Laguna Esmeralda, un espejo de agua semicongelado
situado al final de un glaciar en las afueras de la capital fueguina.
“Había nadado en Ushuaia el año pasado,
pero solo en pequeños tramos y junto a otros 46 nadadores. Me había quedado
pendiente la experiencia del cruce personal y por suerte pude hacerlo”,
sostuvo el deportista que entrena cinco veces por semana en el río Negro, donde
la temperatura del agua en invierno desciende hasta los 6,8 grados.
“Así se acostumbra el cuerpo, trabajando
todos los días, aunque haya viento o llueva. También hay que entrenar la mente.
El frío produce unos pinchazos y ardor los primeros dos o tres minutos, pero
luego el cuerpo se acostumbra y la experiencia comienza a disfrutarse”,
señaló Rodríguez.
Después del Beagle, el nadador de Viedma tiene
programado hacer una incursión en el Lago Puelo, en Chubut, y también
participar de una competencia en Mar del Plata, aunque su máxima aspiración es
“conseguir los apoyos” para participar de la delegación argentina que
formará parte del campeonato mundial de la especialidad en Estonia, en marzo de
2018.
Mientras tanto, en el lugar donde vive,
Rodríguez logró abrir su propia herrería en las afueras de la ciudad, y al
tiempo que sigue una alimentación “básica, aunque rica en proteínas”
y entrena en el río “todos los días menos sábado y domingo”, cumple
con los pedidos de sus clientes y atiende el negocio que asegura su sustento
diario.
“Es un taller pequeño. Hago rejas o lo que
me pidan dentro del rubro. Algunos saben de mi faceta deportiva y me preguntan
cada tanto. Otros me llaman loco. Igual, todos terminan pidiéndome
descuento”, bromeó el primer hombre que se animó a desafiar el mítico
Canal Beagle cuando la nieve ya había cubierto de blanco la ciudad más austral
del mundo.