Los misterios de la Navidad:¿Qué es el pesebre?¿Quiénes eran los Magos?¿Y la estrella?

 

El Evangelio según San Lucas es el que narra con mayor precisión el nacimiento del Señor Jesús en el entonces pequeño villorrio de Belén de Judea, “la pequeña entre los clanes de Judá”, al decir del profeta Miqueas.

Es así que en el capítulo 2, versículos 6 y 7, expresa que “mientras estaban allí se le cumplieron los días del alumbramiento y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el albergue”.

El diccionario bíblico Vila-Escuain menciona que “ya aparecen los pesebres en la Ilíada y que también son mencionados por Herodoto. En Palestina, el establo se encuentra ordinariamente en la casa del propietario: una parte interior está provista de pesebres en forma de cajas, hechas con piedras unidas con cemento. Este término tiene interés por su relación con el nacimiento del Señor Jesús. Se han expresado dudas si significa estrictamente el comedero, o si se refiere más ampliamente al local en que se guardaba el ganado”

La excelente versión de la Biblia de Jerusalén en una nota al pie aclara sobre el particular que “mejor que una posada (pandojcion), Lucas 10-34, la palabra griega Katalyma puede designar una sala en la que se alojaba la familia de José. Si éste tenía su domicilio en Belén, se explica que haya regresado allí para el censo y también que haya traído a su joven mujer encinta. El pesebre, comedero del ganado, estaba sin duda instalado en una pared del pobre albergue, y éste se hallaba tan lleno que no pudieron encontrar lugar mejor para recostar al Niño. Una piadosa leyenda ha dotado a este pesebre de dos animales, citando el libro del profeta Isaías, capítulos uno al tres, cuando escribe que “el buey conoce a su dueño y el asno el pesebre de su señor”.

El Evangelio según San Mateo, capítulo 2-9 parece reforzar la hipótesis que el pesebre estuviera instalado en una casa de familia, pues dice que “los magos venidos del Oriente, siguiendo una estrella para adorar al “rey de los judíos que ha nacido” al ver la estrella en Belén “entraron en la casa; vieron al Niño con María su madre y, postrándose le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra”.

Con respeto a los animales que moraban en los pesebres de la Palestina de aquellos tiempos seguramente aparte de los dos ya mencionados, el asno y el buey, tendrían algunas aves de corral y otros animales domésticos para el sustento diario; raramente un  caballo que estaban reservados casi exclusivamente para el uso de las legiones romanas y los altos dignatarios y soldados del rey Herodes el Grande y, más raramente todavía algún camello que eran propiedad tan solo de los ricos mercaderes y no del pueblo pobre.

En cuanto a los “magos” que cita el evangelio de Mateo eran sabios astrológicos que provenían de Persia, Babilonia o del sur de Arabia. Es el único evangelio, el de Mateo, que narra este hecho. Las riquezas y perfumes que le ofrecen al Niño Jesús simbolizan: el oro: la realeza; el incienso: la divinidad y la mirra la muerte, porque sería verdadero rey, verdadero Dios y verdadero hombre.

Con respecto a la estrella sería casi seguramente una alineación favorable que como se creía en aquellos tiempos anunciaría el nacimiento de un gran hombre o líder y que apreciaron en su país los magos persas, estudiosos de los fenómenos celestes.

 

Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta

 

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