Aseguran que en la Manzana Histórica de Viedma hay dos fantasmas: “Benito” y “Andresito”

 

Por distintos sectores de la descuidada Manzana Histórica de Viedma, varias empleadas de instituciones que tienen oficinas en inmuebles asentados en el céntrico predio de la ciudad aseguran haber escuchado ruidos de origen inexplicable.

Incluso, una de las oficinistas le puso el nombre de Benito a un supuesto “fantasma”. Ella menciona que durante la habitual tarea que realiza a metros del acceso principal de uno de los antiguos edificios suele percibir a alguien que pasa caminando cerca de la oficina donde trabaja.

En otra dependencia, una empleada constató que, entre el fin de la jornada de trabajo y el siguiente día de tareas, algunas de las cosas que deja en el escritorio cambian de posición. “Hay cosas que se cambian de lugar”, afirman que dice la empleada a quien quiera escucharla.

Ella misma le puso el nombre de “Andresito” al otro supuesto “fantasma” que deambularía por distintos sectores de la Manzana Histórica.

En el área donde antiguamente estaban los dormitorios de los internados y sacerdotes del Colegio San Francisco de Sales se escuchan aparentes silbidos y pasos firmes en su andar por los pasillos.

Otro fenómeno que es percibido en el lugar es el característico ruido de papeles, que se mueven sin explicación alguna.

Hace poco, una empleada de un organismo que funciona en el Manzana Histórica dijo: “Acá ocurren fenómenos raros, porque por momentos se ve pasar alguien por los pasillos y, a veces, es una sensación continua”. Ella misma le puso “Benito” a la extraña figura que alcanza a percibir.

También contó: “Una vez, Pablo (ex empleado) estaba con su novia en la cocina tomando mates cuando ella vio a un hombre vestido de negro que intentaba entrar al Museo desde el patio interior de la Manzana Histórica.

La chica, sin moverse ni siquiera pestañear, tenía clavada la mirada en un punto fijo, aparentemente sorprendida por la “aparición” de la supuesta figura humana.

Esa situación se la contó Pablo a ella mucho tiempo después del extraño suceso.

“También, una empleada que trabajaba acá y otras personas me contaron que vieron a una mujer vestida de negro caminar por el Museo. Y una escritora que contaba cuentos a chicos escuchó el insistente ruido de mi llavero y por eso me llamó a gritos para que dejara de moverlo, pero yo estaba en ese mismo momento en la ciudad de Bahía Blanca”, contó también.

También rememoró el diálogo que mantuvo hace 14 años con Fuentes Rada, un experto restaurador de interiores de edificios históricos. “Un día lo vi muy pálido, como helado. Y le pregunté. ¿No durmió? Y me respondió: “Anoche no me dejaron dormir, caminaron alrededor de mi cama”, dijo Fuentes Rada, quien se había acostado, después de una agotadora jornada, en un sector del Museo donde trabajaba.

Finalmente, aclaró que “yo le puse Benito al fantasma” o la energía que recorre las salas y pasillos del Museo Salesiano de Viedma. Un lugar con mucha historia y aparente misterio.

 

 

 

FOTO MARCELO OCHOA – RÍO NEGRO

 

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