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La comunidad mapuche Meli Pewuen, de Neuquén, reclama como propia, por presunto derecho ancestral de ocupación, un extenso lote de veranada, pero integrantes de la familia Puel desconocen esa pretensión y se mantienen en el lugar. Se trata de un enfrentamiento por tierras que ha llegado a tener varios heridos de arma blanca.
El escenario de violentos hechos –incluso con causas judiciales- es la Pampa de Lonco Luan, ubicada entre Villa Pehuenia y Zapala. Hay preocupación de comunidades rionegrinas por esta cuestión planteada en Neuquén.
En diciembre, un miembro de los Puel apuñaló a uno de sus vecinos e hirió gravemente a una mujer y desde entonces una guardia policial se mantiene en el lugar para evitar que vuelvan los enfrentamientos.
Por su parte, autoridades de la Dirección de Tierras de Neuquén decidió dividir el terreno al medio, pero eso no lo acepta la comunidad que viene exigiendo que sus vecinos desocupen el predio y se vayan a otro lugar.
“Es gente de mal vivir, en diciembre nos corrieron con cuchillos. Hirieron gravemente a una persona y un mujer resultó con golpes”, contó Gladys Calfuqueo, integrante de Meli Pewuen, al diario Río Negro
Por la agresión se generó una causa contra Mauro Puel que tramita la fiscal neuquina Laura Pizzipaulo.
“Acá los responsables son las autoridades de Tierras. Si esto llega a mayores y tenemos alguna víctima fatal, estos funcionarios deberán responder porque desde hace años venimos haciendo presentaciones y ni siquiera nos escuchan”, agregó Calfuqueo.
La agresión que sufrieron en diciembre pasado fue el punto culminante de una serie de desavenencias que vienen desde hace tiempo.
La comunidad denunció el robo de animales y asegura que ninguna de los vecinos se anima a dejar los puestos solos porque “esta gente entra a robar enseguida”.
Para completar el escenario explosivo, el 28 de diciembre pasado un grupo especial de policías de operaciones se presentó en el lugar con una orden de desalojo contra los mapuches.
“Había menores y tuvimos miedo, al final desistieron la medida era ilegal”, argumentó Flor Curaqueo, la mujer que recibió una paliza de parte de sus vecinos cuando fue a reclamar.
“Estas tierras las ocuparon mis abuelos y luego mis padres hace mucho tiempo, tenemos derecho de estar”, dijo Gladys.
“Queremos que las autoridades de la provincia se hagan cargo de la situación antes de que ocurra algo más grave aún y tengamos que lamentarnos todos”, concluyó Gladys.
Los miembros de la comunidad Meli Pewuen argumentan que tienen derechos ancestrales sobre los campos, en los que crían chivas y algunas vacas.
