Bahía Blanca, tierra del diablo por la maldición del cacique pehuenche Yanquetruz

 

El coronel Ramón Estomba fundó el 11 de abril de 1828 la Fortaleza Protectora Argentina, que dio origen a la ciudad de Bahía Blanca, pero para los aborígenes seguía siendo el Huecuvú Mapú o Tierra del Diablo, aunque para comprenderlo mejor habría que retrotraer la historia a lo sucedido en  1855.

Para ese entonces había sentado sus toldos en la región el cacique pehuenche José María Bulnes Yanquetruz, quien negociaba un acuerdo de paz con el Ejército Argentino representado en las conversaciones por el comandante Nicanor Otamendi. De acuerdo a los documentos de la época, el acuerdo se frustró por un enfrentamiento entre las fuerzas nacionales y las huestes de Yanquetruz, quien resultó victorioso.

Luego de la cruenta batalla y con la victoria en sus manos, Yanquetruz con su gente afianzó su presencia en Bahía Blanca, aunque de poco le sirvió ya que fue asesinado por la espalda, según algunos documentos, por el capitán Jacinto Méndez al que  califican como un “sujeto de avería”, aunque más adelante nos referiremos al hecho del que se disponen algunos detalles.

Tras este suceso aparece en escena la esposa de Yanquetruz, que era hechicera y machi y mediante un rito maldijo por mil años el territorio que ya de por si soportaba duras condiciones climáticas, en especial por lo agresivo del viento, calores sofocantes y fríos extremos.

No faltan aquellos supersticiosos que consideran que lo riguroso del clima que aun hoy suele soportarse responde a la maldición de la viuda de Yanquetruz, que se produjo poco antes del gran malón del 19 de mayo de 1859, que se recuerda con una calle que lleva ese nombre que inmortaliza la dura jornada vivida.

El prestigioso y ya desaparecido historiador José Guardiola Plubins, con quien tuve el placer de compartir jornadas laborales en la editorial “La Nueva Provincia” se refirió también a este cruento episodio. En su relato, Guardiola Plubins se refiere al momento en que Yanquetruz fue asesinado, hecho que se produjo en un lugar conocido como “el Boliche” de Silva, ubicado en la calle Zelarrayán.

Sostiene el historiador que los parroquianos vieron llegar a Yanquetruz vistiendo el uniforme del coronel Otamendi, lo que provocó el repudio y rechazo de algunos oficiales de la Guardia Nacional los que recriminaron su actitud, el jefe indígena alegó entonces que se le había asignado el grado de oficial y jefe de las fuerzas indígenas auxiliares de Bahía Blanca.

La situación se fue poniendo tensa, al punto que Yanquetruz echó mano a su filosa daga para enfrentar a sus oponentes y fue entonces cuando el capitán Jacinto Mendez le habría asestado la puñalada mortal.

Guardiola Plubins no descarta otra versión que afirma que Yanquetruz fue muerto por hombres de Calfucurá, ya que éste intentó apoderarse de la alianza de paz que estaba en marcha entre el cacique pehuenche y las fuerzas nacionales.

Pero retornemos a la maldición de la machi o hechicera, esposa de Yanquetruz que se afirma principalmente en la dureza del clima, lo que ha sido observado por quienes hemos nacido en esta región o han llegado desde otras latitudes, ya que la residencia en Bahía Blanca predispone a sus habitantes a padecer distintas dolencias que se atribuyen al clima.

 Tal es así que tiempo atrás, las investigadoras de la Universidad Nacional del Sur, Alicia Capelli de Steffens, Cintia Piccolo y Alicia Campos de Ferrara destacaron que las afecciones más frecuentes se manifiestan en trastornos de la conjuntiva, amigdalitis, gastroenteritis, hipertensión, asma y otras patologías que afectan las vías respiratorias.

Coincidieron además en sus investigaciones, en la relación entre las frecuentes olas de frío y calor, que aumenta la mortalidad de las personas mayores y citan un caso al que consideran evidente cuando en 1988 se registraron bajas temperaturas que llegaron a mínimas de doce grados bajo cero, lo que provocó un aumento de la mortalidad que superó los valores medios

 Sostienen que en el verano aumenta considerablemente la atención en centros de salud por afecciones en la conjuntiva, por muchas jornadas con vientos secos, cálidos y polvo en suspensión.

Coincidentemente, otras investigadoras como María Ramos y Alicia Campo, en Punta Alta, afirman que los valores extremos de temperaturas junto con el viento y la humedad afectan o agravan enfermedades de la piel como las gastrointestinales, problemas en las articulaciones y vasculares, al igual que cefaleas, diarreas, asma, insomnio y otros males.

 Agreguemos que los especialistas del mundo sostienen que no todos se sienten afectados de la misma manera y las mujeres resultan más sensibles que los hombres, estimada en una proporción de dos a uno.

Como suele ocurrir, y como ya lo señalamos, hay quienes se aferran a sus supersticiones o creencias y consideran entonces que aun hoy se padece en “el Huecuvú Mapú o Tierra del Diablo” el maleficio de la hechicera aquella, en tanto que otros se resignan a vivir o soportar el clima que le ha tocado a este sector del planeta.

Asimismo, se aferran y sostienen que el tiempo no ha pasado en vano y las mejoras y comodidades que la tecnología  nos ofrece, nos posibilita soportar mejor las desfavorables  condiciones que nos  presenta el clima.

 Texto: Eduardo Reyes, escritor y periodista de Viedma

 Las Grutas – Rio Negro

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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