Misteriosas claves en la cultura de pueblos del Sur ¿ Comunicación entre civilizaciones?

 

Misteriosas claves en la cultura de los pueblos del Sur. El círculo y el punto, el caronte y el caleuche, el poder de los aerolitos ¿Hubo comunicación entre las civilizaciones?

Remotas claves de mitos anteriores al diluvio, propias de otras civilizaciones de las cuales conocemos muy poco (la hiperbórea y la Atlántica), han perdura por los siglos en la cosmovisión de los pueblos originarios de la Patagonia.

Por ejemplo, el filósofo italiano Jules Evola, estudioso de las culturas tradicionales, hace mención en su interesante libro “Rebelión contra el mundo moderno” de un viejo símbolo, cuya comprensión y alcance se pierde en la noche de los tiempos. Dice al respecto que “varias formas de la cruz prehistórica se reencuentran en los umbrales del mismo período glacial, como también aquel otro antiquísimo símbolo solar prehistórico –a veces diseñado de manera gigantesca en los dólmenes- el círculo con un punto central y que parecen haber tenido conexión justamente con esa primera forma de espiritualidad”.

Lo llamativo es que tanto en los petroglifos como en las pinturas rupestres profusas en toda la Patagonia se puede apreciar claramente ese mismo símbolo del círculo encerrando un punto central. ¿Recuerdos de un pasado hiperbóreo? ¿Tendrían relación en tiempos remotos las culturas antediluvianas?

La esvástica, antiquísima, de raíz solar, no es otra cosa más que un movimiento rotatorio alrededor de un centro fijo e inmutable. Del mismo origen son las hachas líticas, las bicúspides y otros objetos hechos con aerolitos dispuestos de forma circular que se pueden observar en cualquier museo. ¿Reminiscencias de tiempos tutelares?

Dice también Evola que esas civilizaciones pretéritas vinculadas con el símbolo solar sentían como una ley de mutación y por ende de ascenso y descenso, de muerte y renacimiento al “dios-año”.

“Para determinarlas tipológicamente –escribe Evola- se puede considerar el punto en que el símbolo del sol como dios del año, es el más significativo: el solsticio de invierno.

Aquí interviene y asume una cierta mayor importancia un nuevo elemento: aquel en el cual la luz parece desaparecer y del cual sin embargo resurge, casi en virtud de un nuevo contacto con el principio originario de su misma vida. Se trata de un símbolo que en las civilizaciones y en las razas del Sur predomina y muchas veces adquiere un significado central.

Es el símbolo femenino-telúrico, es la Madre, es la Tierra, las aguas regeneradoras y la Serpiente de las Aguas junto a otras.

La serpiente y las aguas tienen una importancia en las creencias de los pueblos americanos.

Restos de esta cosmovisión de culturas boreales u atlánticas de antes del cataclismo del diluvio perviven por ejemplo en el “We Xipantu” que en mapuche significa “salida del nuevo sol” más conocido popularmente como Año Nuevo, la celebración más importante de los pueblos originarios del Sur. Como esas civilizaciones misteriosas estudiadas por Evola y René Güenón, entre otros acá quedaron recuerdos muy vívidos de los solsticios de invierno. ¿Tuvieron los pueblos un origen común que aflora en sus mitologías y sus rituales?

Entiende Evola que “según la tradición, las primeras dinastías egipcias habrían estado formadas por una raza venidas desde el Occidente, además de las “aguas de la muerte” localizadas en ese mismo punto y que es vinculado justamente a la idea de una gran tierra insular. El rito funerario egipcio retoma el símbolo y el recuerdo: en éste la forma ritual era “¡A Occidente!” que debía comprender la acción de atravesar las aguas a efectos de regresar al lugar de donde vinieron sus iniciadores”. El mito recuerda las monedas para el pasaje de los muertos, el barquero, Caronte y demás.

Con una coincidencia extraordinaria el mito se repite en nuestros originarios con la misma ofrenda de monedas y el barco Caleuche que se lleva a los difuntos para el inframundo por las aguas. ¿Un retorno a los principios como el de los egipcios? ¿Tuvieron una experiencia primordial en común? ¿Será esa tierra insular la Atlántida glosada por Platón?

Los ritos cuaternarios tan profusos en todas las culturas: las cuatro estaciones, los cuatro puntos cardinales, etc. ¿Serán también recuerdos de un pasado primordial cuyas claves aún yacen perdidas en el tiempo?

Texto: Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta

 

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