Bahía Creek y Punta Perdices: mar azul incomparable, lugares agrestes de Río Negro

La revista Lugares cumplió 30 años. Tres décadas de andar por rutas y aeropuertos, de abrir tranqueras, tomar fotos, vivir la experiencia de un destino y volcarlo por escrito para compartirlo con sus lectores. Con motivo del aniversario, sus cronistas aceptaron el desafío de elegir solo uno de sus viajes favoritos y evocarlo en pocas líneas. Una selección de sitios no evidentes que recuerdan con fervor.

Como todos los veranos, Las Grutas explota literalmente de gente en enero y febrero. Sin embargo, es posible correrse de la multitud yendo a parajes como Piedras Coloradas o -más lejos- a Punta Perdices.

A 60 kilómetros de distancia, se la considera como una de las playas más hermosas del litoral provincial.

Durante años fue un secreto bien guardado por los lugareños, que eran los únicos habitués. Pero la voz se corrió y ahora tiene más concurrencia durante el verano. Punta Perdices es el rincón tropical del golfo San Matías, por sus aguas muy claras y de color turquesa. Está ubicado sobre un margen de la pequeña bahía encerrada por las dos puntas de San Antonio Oeste y Este.

Como las demás playas de la península Este -que termina con las instalaciones portuarias de aguas profundas de San Antonio Este- está cubierta por una gruesa capa de caracoles, acumulados a lo largo de millones de años. Son precisamente los que permiten que el mar sea tan claro y tenga un tono llamativo.

El mejor momento para disfrutar de esta vista es cuando sube la marea. En Punta Perdices hay poco oleaje; es un lugar ideal para nadar y remar. No hay servicios de balneario y es necesario volver hasta San Antonio Este para encontrar los más cercanos (un par de comedores y hosterías).

Para llegar desde Las Grutas hay que ir hasta San Antonio Este por la ruta 3 y empalmar con el tramo final de la RP 1, la ruta costera rionegrina. Se termina de llegar por caminos de ripio que bordean la costa. Para no confundirse, porque hay muchas trazas, es mejor preguntar a algún vecino del pueblo.

La playa no cuenta con servicios, aunque haya carritos que se instalan temporariamente durante el verano. Se recomienda llevar agua, protector solar y sombrillas.

Una de las cinco playas más solitarias del país

Bahía Creek

Río Negro tiene tres grandes territorios: la zona cordillerana, la estepa y su costa con playas solitarias de aguas tibias y cristalinas. También tiene al gran balneario de la Patagonia, Las Grutas. En ese grupo está Bahía Creek, a 140 kilómetros de Viedma y 1.000 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. Se accede por Viedma a través de la ruta 1, un camino escénico que bordea toda la costa, como pocas rutas del país.

Recostado sobre un acantilado está el pueblo de tres cuadras, con tres habitantes estables y unas pocas casas, con vista a un mar de un azul incomparable.

“Este lugar es un paraíso. El color del agua, la temperatura cálida. Es único”, afirma Néstor Torno, que tiene hospedajes. No hay luz y cada vecino se la provee con panales solares o generadores. El agua dulce está a 30 metros debajo del suelo. Algunos vecinos juntan agua de lluvia.

Está toda la fauna patagónica alrededor del pueblo”, cuenta Elio Capponi, uno de los tres habitantes. Él tiene una despensa. “Vendo lo básico, pero alcanza”, dice.

“Si me piden con tiempo, hago comidas”, se anima. El lugar es agreste. Por las calles es común ver liebres. Viedma está a 140 km. Gran parte de ese camino es por tierra. Se hace pesca embarcada. “Es una playa poco profunda”, reconoce Néstor para completar la postal idílica. “Está es la Patagonia en estado puro”, resume Elio. No hay señal telefónica ni de internet.

Punta Perdices

La última playa “virgen” del Sur. Hay pocas palabras para describirla: su belleza es íntima y sorprende. “Es el Caribe de la Patagonia”, resume Leandro Hernández, director de Promoción Desarrollo y Calidad Turística de la Municipalidad de San Antonio Oeste. Se halla a 1.100 km de la Ciudad de Buenos Aires.

Se accede por San Antonio Este, el puerto de aguas profundas de Río Negro, en un extremo de la península Villarino. “El momento más esperado: cuando la marea se va y quedan piletas naturales”, dice. El mar es muy transparente. Mientras se nada o camina en la orilla es común ver peces y pequeños pulpos. “El agua es aire líquido”, afirma.

Punta Perdices está a dos kilómetros de San Antonio Este, donde hay una variada oferta de hoteles, comercios y restaurantes. El camino hasta la playa, que es completamente virgen, es costero. Hay paradores antes de llegar, como el “Sereno”, donde se ofrecen los productos marinos del Golfo San Matías, pulpitos, vieiras, mejillones, salmón y abadejo. Los platos se pueden probar a metros del mar, completando una experiencia inolvidable.

“La playa es ideal para bucear, hacer deportes náuticos o no hacer nada y disfrutar de un lugar único en silencio”, cuenta Hernández. La playa está a reparo, por lo que el impetuoso viento patagónico, no se siente. El rumor de las olas, la caricia de la brisa salada, el sol, el mar, aguas cálidas y cristalinas, esto es lo que define a Punta Perdices.

Contacto: 2934-497463 o info@lasgrutasturismo.gob.ar

Por Leandro Vesco La Nación, Buenos Aires

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