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Gustavo Abel Di Crocce es un escritor y poeta nacido en Buenos Aires pero radicado en la querida localidad de Ingeniero Jacobacci desde el año 1985, donde escribe, sueña y vive.
Tiene escritor varios libros, uno más interesante que otro, pero cada uno dotado de una buena prosa y una trama, diría fantástica en algunos de ellos, que atrapa y se pueden leer de un tirón.
Lo conocí personalmente en los encuentros de escritores de I. Jacobacci, pero ya tenía conocimiento de sus textos por haber leído “El enigma de Mullady”, libro que me atrapó y que después tuve el placer que me lo dedicara para sumarse a mi colección de más de 700 libros dedicados por sus autores, que es el anaquel de mi biblioteca que frecuento con mayor deleite.
Hace un tiempo Gustavo me solicitó que le escribiera un prólogo para su última creación, esta vez de tipo testimonial, pues se trata de “Vida de radio” donde recopila anécdotas, hechos y sucedidos de la emisora LRA 54, de Jacobacci. Al punto cumplí con lo solicitado (me gusta mucho escribir prólogos, pues parafraseando a Borges puedo decir que “otros se jacten de los libros que han escrito, a mí me enorgullecen los que he prologado).
Cuenta sus experiencias y recuerdos cuando se supo desempeñar como locutor y periodista en dicha radio. Solamente los que tenemos programas en ellas, las las radios de la Región Sur, sabemos la magia que tienen y la importancia de las mismas para los pobladores de las zonas rurales, en especial del segmento de los “mensajes al poblador” sobre el que tanto se ha escrito.
Su lectura es tan amena que uno no quiere que termine, por eso sabiendo eso el bueno de Gustavo le agregó un “Bonus Track”.
Ayer, precisamente ayer, el correo por casi única vez no me trajo facturas por servicios para pagar, sino cinco libros de mi amigo, generosamente enviados desde su pueblo, regalo sin par para esta época de pandemia, donde los mejores amigos son justamente los libros, y todos dedicados de su puño y letra.
“La próxima extinción” relata un sucedido en la zona cercana a su pueblo llamada “Bajo Colorado” donde se encuentra la “tumba de los últimos dinosaurios”. Hasta nuestro común amigo Rodolfo Casamiquela se convierte en un personaje más de la novela. “La trama –dice en la contratapa- nos llevará por distintos cauces en los cuales quedan subyaciendo otros interrogantes”. Y no quiero develar el contenido para que no pierda la magia en los futuros lectores.
“El ángel inquieto” lo podemos enmarcar en un género hoy casi olvidado pero que ha dado excelentes textos de la literatura universal: el “auto sacramental”.
Por último, el poemario “Poemas a la luz del sol”, aclarando que los poetas y escritores de nuestra querida Línea Sur escriben también a la luz de la luna y en cualquier circunstancia. Escribe Di Crocce: “Somos íntimos y expresivos/ feroces y dóciles…/ todo en el mismo momento…/ Somos un suspiro, / un lloro, un grito, / un susurro, un beso…/ somos escritores”.
Y tiene razón, eso somos los poetas: soñadores de un mundo mejor, custodios de las viejas utopías, hombres-niños que vivimos de y con las palabras.
Sé, Gustavo, que tus libros caminarán por esta amplia zona de las ilusiones y que por momentos, en horas de lectura, nos ayudarán a sobrellevar nuestras zozobras cotidianas.
Jorge Castañeda
Escritor – Valcheta
