Carneros

 

Etimológicamente el vocablo carnero proviene de carne, por ser un animal que principalmente  se emplea por su carne. En realidad según la definición más corriente “es un rumiante doméstico de cuernos arrollados en espiral”. Dicha palabra se incorporó a la lengua castellana en el siglo XI.

Se considera como antecedente primero de la palabra “carnero” como rompehuelgas la proclama –que posteriormente lo llevaría a la horca- que escribió el redactor Arbeiter Zeitung Fischer, sobre los trágicos acontecimientos del 1º de mayo de 1886.

La misma, considerada como un símbolo de lucha contra el poder, expresa lo siguiente: “Trabajadores: la guerra de clases ha comenzado. Ayer, frente a la fábrica McCormik, se fusiló a los obreros. ¡Su sangre pide venganza! ¿Quién podrá dudar ya que los chacales que nos gobiernan están ávidos de sangre trabajadora? Pero los trabajadores no son un rebaño de carneros. ¡Al terror blanco respondamos con el terror rojo! Es preferible la muerte que la miseria. Si se fusila a los trabajadores, responsamos de manera que los amos lo recuerden por mucho tiempo. Es la necesidad lo que nos hace gritar: ¡A las armas! Ayer, las mujeres y los hijos de los pobres lloraban a sus maridos y a sus padres fusilados, en tanto que en los palacios de los ricos se llenaban vasos de vinos costosos y se bebía a la salud de los bandidos del orden… ¡Secad vuestras lágrimas, los que sufrís! ¡Tened coraje, esclavos! ¡Levantaos!”.

Es probable que Eva Duarte recordara esa octavilla cuando dijo que “el que hace una huelga al peronismo es un carnero de la oligarquía, porque hacerle una huelga a Perón es trabajar para la anti patria”.

Otra versión sobre el origen de la palabra “carnero” la interpreta Alessandro Portelli en su libro “Historia y memoria colectiva” cuando manifiesta que Pablo Carnero López, a la sazón secretario general del sindicato ferroviario no atendió las demandas laborales del gremio, teniendo que renunciar después del conflicto.

Otra acepción más vulgar la dan los diccionarios lunfardos cuando define al “carnero” como al trabajador que no adhiere a una huelga de sus compañeros, tildando de “cornudo” porque “sin voluntad propia sigue las inspiraciones de otro”.

Algunos lingüistas interpretan que en América Latina el uso común de la palabra “carnero” deviene del refrán popular “el carnero encantado, que fue por lana y volvió trasquilado”, claramente el alusión a quienes desean más de lo que tienen sin conciencia de que en su codicia perjudican a sus compañeros y a ellos mismos”.

Lo cierto es que el término “carnero” se popularizó en nuestro continente dado que en España y Europa a los rompe huelgas se llama despectivamente “esquiroles” a quienes venían a realizar el trabajo en contra de la huelga que ellos protagonizaran. Este vocablo también tiene su historia, pero es harina de otro costal.

 

 

Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta

 

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