Investigadores de la UNRN y cazadores: “El jabalí silvestre es un riesgo para la producción pecuaria”

 

 

 

Investigadores de la carrera de Licenciatura en Ciencias del Ambiente de la Universidad Nacional de Río Negro, sede Atlántica, en colaboración con cazadores de Viedma y Carmen de Patagones, afirman que “el jabalí silvestre constituye un serio riesgo para la producción pecuaria en una zona del Noreste patagónico, particularmente en el Valle Inferior de Río Negro y el Partido de Patagones, provincia de Buenos Aires”.

 

El estudio, llevado adelante desde el año 2014 y difundido hoy por los investigadores de la UNRN Diego Birochio, Marina Winter y Sergio Abate, contó “con la colaboración de cazadores de jabalíes de la Comarca”.

 

Con análisis realizados en los laboratorios de la UNRN y de Funbapa (perteneciente a la Red Nacional de Laboratorios del SENASA) y otros ámbitos nacionales como el Laboratorio Central del SENASA, INTA Balcarce e INTA Castelar las Facultades de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Nacional de La Plata, los investigadores de la UNRN han puesto en evidencia “la circulación de bacterias causantes de tuberculosis y brucelosis en jabalíes de la zona”.

 

El 9 y 10 de este mes, la investigación fue presentada por la licenciada Marina Winter en las Primeras Jornadas Regionales del Jabalí, en Uruguay, por invitación del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de ese país, según se informó oficialmente.

 

“Se pudo verificar que los resultados obtenidos coinciden con diversas publicaciones en el resto del mundo, así como con varias políticas adoptadas en los últimos años por aquellos países comprometidos con mejorar las condiciones sanitarias de su producción pecuaria, según los cuales debiera controlarse y estudiarse el jabalí como reservorio y fuente de infección de diversas enfermedades contagiosas”.

 

“Los resultados de la investigación han demostrado la circulación del virus de la enfermedad de Aujeszky -virus que genera serios trastornos reproductivos en ganado porcino- en aproximadamente un 50% de los jabalíes estudiados, un porcentaje que los investigadores consideran alarmante y que atenta contra el programa nacional de enfermedades de los porcinos que lleva delante el SENASA. Este hallazgo debe llamar la atención de los servicios de sanidad animal y las carteras de producción pecuaria de las provincias involucradas, particularmente porque en la región se cuenta con un centro de inseminación artificial porcino registrado ante el SENASA y un centro de producción porcina”.

 

“Considerando que la reglamentación actual no contempla el análisis, identificación y eliminación de porcinos infectados por enfermedad de Aujeszky en aquellos establecimientos con reducido número de madres o para consumo familiar -como son la mayoría de los establecimientos de la región- esto constituye un serio riesgo para el aumento de la circulación de la enfermedad. Al respecto, y a fin de programar ordenadamente el crecimiento de la producción porcina en la región Sergio Abate sostiene que “debiera abrirse un laboratorio de análisis de Aujeszky en nuestra zona, que permita evaluar la posible circulación de este virus en los porcinos de pequeños productores, ya que se desconoce la prevalencia de esta enfermedad en sus animales, quienes pueden interactuar con jabalíes de vida libre”.

 

“Además, el equipo de trabajo de la UNRN ha demostrado la circulación del parásito de la triquinelosis mediante estudios serológicos, cuyo alcance todavía está en estudio. Sin embargo, la ocurrencia de casos de triquinosis en humanos en otras regiones cercanas -zona andina de Neuquén y Río Negro- por consumo de carne y subproductos de jabalí, constituye una evidencia que alerta sobre esta problemática potencial en la zona de estudio”.

 

“Por último, la investigación ha demostrado la circulación de leptospira en el jabalí de nuestra región -Valle Inferior de Río Negro y el partido de Patagones- representando un riesgo para la ocurrencia de leptospirosis en ganado bovino y porcino. Esta enfermedad es endémica en Argentina y constituye una de las graves enfermedades bacterianas que puede reducir marcadamente la producción, generar abortos, muertes perinatales y trastornos reproductivos. Esta, como la tuberculosis y brucelosis, constituye una grave zoonosis, enfermedades comunes a los animales silvestres y domésticos y el hombre”.

 

“La presencia de jabalíes portadores de las enfermedades mencionadas, sostienen los investigadores, -además de ser un riesgo para la salud humana- pone en riesgo el negocio agropecuario, que incluye múltiples actores de una compleja cadena productiva, implicando desde los servicios oficiales de sanidad, servicios veterinarios particulares, productores de alimentos para animales, sistemas de provisión de agua, frigoríficos, trabajadores rurales de diverso tipo, proveedores de instalaciones rurales, recursos provinciales, transportistas de animales, distribuidoras, laboratorios, frigoríficos, locales de venta de carne para consumo, y los propietarios de los campos destinados tanto al alquiler de la tierra como a la producción de animales para cría y reproducción. Los investigadores alertan sobre esta situación a la comunidad vinculada y transmitieron su preocupación a las autoridades de las carteras de producción agropecuaria de las provincias de Rio Negro y Buenos Aires en general, y a las Municipalidades de Viedma y Carmen de Patagones en particular, por el perjuicio que pudiera ocasionar la diseminación y/o el incremento en la población de jabalíes presentes en la zona estudiada. Abate sostiene que “cualquier medida que favorezca el incremento de la población de jabalíes de vida libre, en el estado de situación sanitaria que se encuentran actualmente estos animales, constituye un posible riesgo para el sector pecuario de la región”. Para el Dr. Birochio, los jabalíes infectados “también constituyen un riesgo para la fauna autóctona, afectando negativamente la biodiversidad”.

 

El equipo de trabajo de la UNRN contó con la colaboración y ayuda de otras instituciones e investigadores para llevar adelante el estudio: Jessica Petrakovsky y equipo (responsable Leptospirosis, laboratorio central de SENASA, referente mundial de leptospirosis ante la Organización Mundial de Sanidad Animal – OIE), Bibiana Brihuega (responsable Leptospirosis, laboratorio de INTA Castelar, referente mundial de leptospirosis ante la OIE), Fernando Paolichi y equipo (referente de tuberculosis y paratuberculosis; Laboratorio INTA Castelar): Andrea Marcos y equipo (responsable de fauna silvestre, SENASA); Ricardo Veneroni y equipo (referente triquinosis, laboratorio central de SENASA); Mabel Ribicich (referente internacional de triquinosis, Facultad de Ciencias Veterinarias, UBA); Gastón Moré (referente nacional de parásitos unicelulares, Facultad de Ciencias Veterinarias UNLP), Marcelo Perez y equipo (enfermedades de los porcinos, laboratorio central de SENASA), Marcela Martinez Vivot y equipo (referente nacional de tuberculosis, Cátedra de infecciosas Facultas de Ciencias. Veterinarias, UBA). También agradecen la colaboración desinteresada del laboratorio Biotandil en la provisión de reactivos para ciertos estudios, y la disponibilidad del laboratorio de la Funbapa en Viedma, para la realización de algunos análisis, y preparación de muestras. Por último, agradecen a los cazadores locales que desinteresadamente proveyeron las muestras que han sido estudiadas”.

 

 

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