Una de las más antiguas leyendas del litoral se ha actualizado tristemente dado que algunos pobladores lo señalan como el responsable de la desaparición de Loan.
En el hermoso tema de Antonio Tarrago Ros y Teresa Parodi “María va”, se alude a esta temible entidad advirtiendo al “temor Pombero”.
Varios estudiosos como Félix Coluccio y Adolfo Colombres, entre otros, se han referido al mismo detallando sus costumbres.
Según Colombres “el Pombero es el más popular de los duendes guaraníes. Se lo describe como un hombre alto, delgado y velludo, que luce un enorme sombrero de paja. Recorre los bosques a la siesta con una caña en la mano para cuidar a los pájaros, de los que es protector. Si encuentra en su recorrido chicos puestos en la tarea de cazarlos, carga con ellos, y es por eso que los guríes procuran no alejarse demasiado de los ranchos durante este tiempo de reposo”.
“Sin embargo –acota- parece ser más nocturno que diurno, y también sorprende a los niños que se sumergen en la oscuridad en persecución de los cocuyos. No hace ruido al caminar, razón por la cual en algunos sitios de Corrientes recibe el nombre de Pyragué, o sea, pies con plumas o pies velludos”.
Según Coluccio “el Pombero pía, silba y remeda el canto de las aves Y hasta puede tornarse invisible para entrar por el ojo de una cerradura”.
Según Fariña Núñez “puede también metamorfosearse en indio, tronco o camalote”. Se sabe que le gustan los huevos frescos y la miel del monte. Masca tabaco negro y suele dormir en los hornos.
Comentan que “sin se habla de él por las noches, es preciso hacer en voz baja para no ofenderlo y conviene dejarle cerca del rancho un poco de tabaco para que masque”.
Fue noticia en varios medios que Carolina, una mujer residente en el barrio de Ñemby, denunció que este ser mitológico guaraní ingresó a su casa en plena madrugada.
La poeta y escritora Rosita Escalada Salvo lo dejó plasmado en este poema titulado “El duende de la siesta”:
“El duende la siesta
Viene descalzo,
Cruzando los maizales,
Silbando bajo.
Si no se duermen pronto
¡a que lo llamo!
Tiene sombrero grande
Hecho de paja;
Los ojos son muy verdes,
La cara blanca.
Dicen que roba niños
Que no obedecen.
Que si llega a tocarlos
Nunca más crecen.
Es petiso y rechoncho
Y muy travieso.
(No griten en la siesta,
Quédense quietos).
Un bastoncito de oro
Lleva en la mano,
El duende sombrerudo,
Pícaro enano.
No sé si será cierto
Lo que se cuenta.
Por las dudas, niñitos,
Duerman la siesta.
Texto: Jorge Castañeda
Escritor – Valcheta
Foto portada: Nexofin