Las Iglesias del Padre Stablum. Peón, albañil, constructor y arquitecto de edificaciones

Se puede decir del Padre Teófano Stablum que, como el Jehová del Antiguo Testamento, ha edificado no una, sino muchas iglesias.

Con labor tesonera era el peón, el albañil, el constructor y hasta el arquitecto de sus capillas.

No era infrecuente ver a este franciscano bueno con la sotana arremangada subido a los andamios, mientras el viento patagónico arreciaba con su fuerza incontenible o la nieve cubría con su manto blanco poblaciones y campos.

Supo cabalmente cual era su destino: la Región Sur de la provincia de Río Negro. Y su mandato: edificar iglesias. Y otro más importante: el evangélico de restaurar almas.

¿Qué pensaría este buen padre mientras conducía su “famoso” rastrojero por los polvorientos caminos de ripio de la Línea Sur?

¿Tal vez reflexionaría sobre sus recuerdos de la guerra europea, sobre el hambre o sobre la experiencia del dolor?

¿Andarían por su mente iglesias y capillas, templos para la mayor gloria de Dios edificados en los confines de la estepa patagónica?

¿Bosquejaría mentalmente planos de iglesias redondas, hexagnales y de otras formas no convencionales?

Seguramente que sí. A lo mejor cuando a la noche en la casa de algún feligrés generoso calentaba sus manos en el fogón de leña, para descansar de sus días trajinados de tareas. O cuando buscaba agua como buen rabdomante en los campos patagónicos. Porque era zahorí el buen padre Stablum y no sólo el agua material buscaba sino esa otra que está escondida detrás de las almas simples que eran su congregación.

De su empeño un ramillete de capillas se levantaron en la región sur. Redondas como la de Sierra Colorada, cuyo techo le provocó no pocos desvelos. ¿Habrá pensado al diseñarla en la Divina Proporción del angélico Fray Luca Pacioli?

¿Dónde estarán los planos de las iglesias que edificó el Padre Stablum? Hoy serían un documento valioso para los investigadores de la historia y la arquitectura.

Se puede decir que las capillas e iglesias que construyó del padre Teófano Stablum fueron hechas a su propia “imagen y semejanza”, porque de alguna manera son el reflejo de su alma límpida y buena;  y generalmente todos los hombres nos develamos ante nuestras creaciones porque ellas nos explican y dan un sentido trascendente a nuestra vida.

Están enclavadas en medio de la estepa patagónica: son sólidas, resistentes, tenaces y de formas agradables.

¿Qué mejor cosa que edificar templos y trabajar para el Gran Arquitecto? Como el rey Salomón, como Esdras que propició la restauración.

El buen padre Stablum será siempre recordado en la Línea Sur, no solo por sus iglesias sino porque supo construir un reino mejor en todos los corazones de su grey.

Texto: Jorge Castañeda

Escritor- Valcheta (RN)

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