Dramático rescate de camioneta de neuquinos que casi atrapa el mar en Las Grutas

Una pareja de visitantes en una Toyota 4×4 salió hacia el Sur del balneario rionegrino a comer un asado y pescar. Pero poco antes del mediodía el vehículo quedó empantanado en un cangrejal.

Un enorme operativo fue desplegado el último domingo en una playa al Sur de Las Grutas para rescatar una camioneta Toyota Hilux 4×4. Era de un visitante neuquino y había quedado empantanada en un sector que se inunda con la pleamar.

El accidente ocurrió poco antes del mediodía y recién pudieron sacarla cerca de las 20, un rato antes de que los alcanzara el ascenso marino. En ese lapso hicieron varios intentos con distintas técnicas para liberar la camioneta que había quedado enterrada hasta los ejes.

Fueron horas de extrema tensión y pánico del propietario y su pareja, que veían como el oleaje avanzaba indefectiblemente y amenazaba con cubrir al rodado. Así los encontró la noche fría, muy fría.

El primero en llegar para auxiliarlos, alrededor de las 15, fue Fernando Skliarevsky, titular de Desert Tracks, la empresa que realiza paseos turísticos por esa zona en camiones todo terreno.

Skliarevsky contó que no sabían a quién recurrir y lo contactaron al revisar su página de internet y ver sus poderosos vehículos.

Tras comentarle lo sucedido, el empresario grutense le pidió una fotografía para tener un primer diagnóstico de la emergencia, y tras recibir la imagen cargó seis eslingas de acero y otras sogas en su Amarok, y partió al rescate con su amigo Mariano Traversa.

Transitaron 35 kilómetros entre caminos rurales, huellas y un tramo por la orilla del mar, por donde habitualmente pasaba el pulpero Firmapaz con su vieja F100, hasta que al fin encontraron la camioneta atascada en un área donde abundan pequeños cangrejos, y el suelo es mucho más inestable.

Para mostrar lo que estaba sucediendo, Skliarevsky lo publicó en su Facebook y, de inmediato, innumerables personas de la región y más allá comenzaron a seguir el desarrollo del salvataje como una aventura anecdótica.

“Lo publiqué con la expectativa de que la sacábamos al toque”, destacó. Pero fue más difícil de lo que se imaginaron.

El primer intento lo hizo con su propia camioneta, a la que ajustó una de las eslingas. Pero sucedió que, con la fuerza del motor, las ruedas también se fueron incrustando en la arena y terminó atascada.

Eran ahora dos en la misma situación. No obstante, logró liberar la propia y, ante lo difícil que se ponía la tarea, decidió llamar a los bomberos, que poseen vehículos aptos para este tipo de misiones. “Estaba muy agarrada, y hacía sopapa”, graficó la dificultad.

Bomberos, la salvación

El equipo de rescatistas del cuartel llegó cuando casi ya no quedaba luz natural y el mar estaba cada vez más cerca.

Experimentados en este tipo de sucesos, prepararon las eslingas para tirarla con dos camionetas en línea, pero a la vez acompañaron las aceleradas levantando el rodado aprisionado con sus propios brazos hasta que lograron que cediera el barro y pudiera traccionar ya libre.

“Dos empujones y la sacamos!”, festejó Skliarevsky, quien destacó a los “tres fornidos bomberos” que fueron fundamentales para que la historia terminara bien.

“Nos puso a prueba una situación que se resolvió gracias a la coordinación de las fuerzas vivas y la sensibilidad de la gente. San Antonio y Las Grutas reaccionó muy bien. Estoy orgulloso”, resaltó.

Aclaró que no conocía al damnificado, y que lo fue a ayudar por pura solidaridad. Según le contó, habían planeado ir a la zona del Fuerte Argentino (a unos 50 kilómetros al sur del balneario) a comer un asado y pescar, pero el imprevisto frustró el paseo que seguramente les será inolvidable por la tensión padecida.

Este tipo de episodios suele ocurrir en sectores de costa alejados, donde los vehículos pueden transitar sin mayores restricciones. Los suelen padecer visitantes que desconocen las características del terreno y el movimiento marino. Se sabe de casos en que han quedado rodados tapados por el agua. No hay carteles que adviertan el peligro, por lo que no se deben correr riesgos por más que se conduzcan modernas todo terreno que en las publicidades aseguren ser infalibles, porque la naturaleza no perdona.

Texto y fotos: La Mañana de Cipolletti

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