Patagonia: Los apellidos relacionados con las piedras marcaron su historia. ¿Casualidad?

La Patagonia es una tierra mágica y legendaria donde se cuecen habas y legumbres. Hay causalidades y no casualidades. Por eso, podemos afirmar que la Patagonia es de roca y es de piedra.

De roca por su constitución geográfica donde rigen los basaltos y los escoriales se iluminan por las noches por las lunas que pasaron. Todo es recurrente.

La piedra fue el apelativo insigne, el linaje aristocrático de la dinastía de los Curá, gladiadores con vincha que fatigaron las lejuras del desierto con su confederación de tacuaras.

De piedra fue el apellido de esa dinastía de guerreros vencidos reducidos a servidumbre en los contrafuertes de la cordillera por el vencedor de quinientos años. Juan Calfulcurá, “piedra azul”  y Manuel Namuncurá “pie de piedra”. Siempre la piedra como emblema y tótem.

Duro como la roca era el apellido de esos buscadores de utopías que esparcidos por la estepa de plantas enanas y mimetizados con los últimos pedreros edificaron con su tesón la gesta que en uno los nombra a todos: Don Juan de la Piedra.

De piedra también era el apellido del dueño de las armas: De nombre Julio; Argentino como el nombre de la Patria y Roca para confundirse con las piedras fatigadas donde el lucha desigual fue vencedor de aquellos centauros.

De piedra ponderable, tangible y dura fue también el alma noble del Caballero del Mar, aquel maragato ilustre que en las turbulentas aguas del océano austral ejerció en frágiles embarcaciones su magisterio de patriotismo y soberanía, llevando la bandera argentina hasta los rincones perdidos de la cartografía nacional: el Comandante Don Luis Piedra Buena.

De piedra también fue el apellido del piloto José de la Peña, integrante de la lancha de la nave San Pío, por cuyo apelativo se conoce la punta ubicada en el Sudoeste de la Tierra del Fuego.

También de piedra fue el apelativo del explorador Francisco Pietro Belli.

Por eso, podemos decir que de alguna forma los patagónicos somos un poco de piedra. Para resistir el abandono y las distancias, los fríos inclementes, las postergaciones, las frustraciones de una inmensa región que teniendo todo no nos dejan casi nada.

Somos la hechura de su geografía difícil, del espíritu de sus pioneros, la circunstancia del esfuerzo de tantos inmigrantes que vieron en ella una nueva arcadia, los custodios de su realidad cautivante donde decir su nombre es un emblema de admiración para el mundo.

La Patagonia es de piedra y es de roca y nosotros somos los artífices de su destino.

Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta

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