San Antonio Oeste, naufragios, pintores y barcos. Dramas ocurridos en el mar

 

“Dramas ocurridos en el mar, que en numerosas circunstancias conmovieron a la población, la que no pocas veces lloró la pérdida de apreciados vecinos”. Muchos nombres de embarcaciones quedaron en el recuerdo de los habitantes de San Antonio, provocando pinturas, barcos en escala, poemas y canciones.

Entre los trágicamente célebres podemos recordar al “Valentín Vergara”, el pesquero “Junella”, el “Virgen de Luján”, la “Corsa I”, el “Namuncurá”, y tal vez el más emblemático y por siempre recordado “San Cayetano 3659” de don Valentín Galdo, que lo recuerda la canción “Pescador del Golfo” de Zoni y Gardella.

El “Bocho Izco” dejó innumerables maquetas de sus embarcaciones a escala y de sus acuarelas marinas.

Por su parte Víctor Menjoulou (la plaza de artesanos de Las Grutas lleva su nombre) dejó para la posteridad una sobrecogedora talla en madera con varios rostros compungidos titulada “Esperando al Namuncurá”.

Nélida Galdo (la pintora del Golfo) supo  recrear en sus óleos las viejas embarcaciones pesqueras, verdaderas postales marinas.

El poeta Héctor Julio Meis, entrañable amigo, dejó para siempre la magia de sus versos en “Tabaco y Sal” y entre otros “Borlasca”, perpetuando redes, olas y barcazas.

La mayor tragedia es sin duda la del “San Cayetano” que quedó en la memoria de los vecinos. Se sabe que el Su homónimo, el “San Cayetano 3722”, propiedad de Lavalle, colaboró desde el primer momento en las tareas de rescate, transportando a buzos y especialistas.

Según glosa la revista “Rescatando Ayeres” de la Comisión Municipal de Asuntos Históricos de San Antonio Oeste “José Liberato Lavalle recogió lo más rápido que pudo la rastra que acababa de arrojar a las verdes aguas del Golfo San Matías. Es que había visto solo una quilla donde minutos antes estaba el “San Cayetano” de Galdo. Puso luego proa al lugar adonde llegó –estima- unos diez minutos después, o menos”.

“Halló al llegar al cuerpo sin vida  del motorista de la lancha, Ferreyra. Cerca nadaba su perro “Capitán”.

“Salomone, el subprefecto, cuenta que todos los días, cuando sube la marea, el perro espera en el muelle la llegada imposible de su dueño”.

Los pinceles siempre inquietos del “Pato” Mirano han querido perpetuar para siempre al “San Cayetano 3722” junto al mar azul de la ría.

 

 

Imagen: “El San Cayetano” pintura

Del “Pato Mirano”

 

 

JORGE CASTAÑEDA

 

ESCRITOR VALCHETA

 

 

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